Cuidar un cactus es relativamente sencillo, pues no se necesita de un gran espacio para mantener una colección. Tal es así que en tan solo un metro cuadrado de una terraza cualquiera puede tener hasta 64 macetas de 12 cm. Entonces, si se dispusiera de un jardín, solo bastaría unos pocos años para contar con una extraordinaria colección.
El cactus no es un bonsái, aunque se puede adaptar a pequeñas vasijas si elegimos especies enanas que, tan solo, crecen unos pocos centímetros pero que producen floraciones espectaculares. La situación de las cactáceas en sus lugares de origen es cuanto menos, delicada. Estas plantas han sido, muchas veces, salvajemente recolectadas para su tráfico ilegal en circuitos comerciales de países ricos y se encuentran, muchas de ellas, en peligro figurando cada vez más en las listas de especies protegidas, de allí la importancia de cuidar un cactus.
Para empezar a cuidar un cactus correctamente debemos saber regarlos correctamente, algo que se adquiere con la experiencia y tras el sacrificio de algunas plantas. No existen reglas respecto a cada cuánto tiempo hay que regarlos. Depende de muchos factores, como si recibe mucho o poco sol, el calor, la lluvia, el tipo de sustrato y las condiciones, tamaños y características del recipiente en que se tengan.
Si cultivas en tierra, en el exterior, puedes regar una vez por semana en verano. Durante la primavera y el otoño con las lluvias quizás no es necesario ni regar. En caso de que no se produzcan esas precipitaciones, aportar cada 15 días. En invierno nada de riego o algo muy esporádico. Desde luego, cuando la temperatura es menor a 10º C no se debe regar los cactus ni demás crasas por el riesgo de pudriciones. SI el cultivo es en maceta, durante la primavera y el otoño, riega cada 15 días y espera una semana después de que se seque el sustrato. Durante el verano, cuando veas el sustrato seco, riega. Recuerda que las macetas de barro se secan con mayor rapidez que las de plástico. Según este último dato, maceta de barro o de plástico, hay plantas que podrán cultivarse durante todo el año en el exterior y otras deberán resguardarse en algún invernadero durante el invierno para que no reciba demasiada agua de lluvia.
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