Los árboles emana diferentes tipos de olores. ¿Nunca les ha pasado que vas en coche por la carretera y, de repente, aunque tengas las ventanas cerradas, hay un olor pestilente como si hubiera una manifestación de zombies a los lados de la autovía? Pues bien, no son zombies, (aunque podría ser) son granjas de animales y, para ese mal olor, ya hay solución.
A los beneficios ya conocidos que nos brindan los árboles como: prevenir la erosión, capturar CO2, conservar energía, brindar sombra, cobijar a una multitud de criaturas, embellecer el paisaje, reducir la escorrentía de las tormentas… hemos descubierto uno nuevo inesperado: los árboles eliminan el mal olor. Así ocurre con los bosques o filas de árboles que rodean las granjas avícolas. Se han revelado como unos eficaces filtros vegetales.
La reducción de malos olores gracias a los árboles llega a ser de más del 50 %, según unos científicos norteamericanos que han estudiado el fenómeno. Este descubrimiento es especialmente importante en estos momentos de gran expansión urbana. La expansión de las ciudades, en especial de las grandes metrópolis, ha hecho que muchos nuevos barrios residenciales hayan quedado situados en las cercanías de estas granjas y de olores fétidos. Por eso se recomienda que se construyan barreras arbóreas que acoten el olor lo más posible y para que salga lo menos posible del recinto de estas granjas de animales.
La solución, como siempre, está en la naturaleza.