Hoy vamos a comentar los principales errores que se suelen cometer al mantener las plantas de mayor porte en un jardín:
1- Es un error no utilizar las herramientas apropiadas para el mantenimiento del jardín.
Los instrumentos para realizar las operaciones de cuidado de los árboles, los arbustos y herbáceas son diversos.Con los años, un jardinero principiante debe ir completando su propia dotación de materiales, inicialmente representada, a parte de por los medios mecánicos, por aparatos manuales, como las tijeras para cortar y podar ramas pequeñas, las sierras para quitar las ramas más gruesas mal posicionadas, la podadora, el hacha, el cuchillo de injertar y algunos cortasetos de hojas variadas (para regular los setos y segar los ángulos del césped).
Siempre deben tenerse a mano la regadera, la carretilla, y el trasplantador, la manguera y la azada, así como azadones, rastrillos y horquillas.
Los trabajos más arduos (desmochado de árboles, derribo de árboles grandes, dendrocirugía y tratamientos especiales) deberán realizarse con ayuda de personal especializado.
2- Es un error no realizar las diversas operaciones de poda en las épocas más favorables.
Para todas las plantas arbóreas cultivadas, el momento mejor para las intervenciones de poda en el jardín es el final del invierno (antes del despertar vegetativo). Durante los primeros años de vida de los árboles y los arbustos, la poda es necesaria para dar a la planta la forma deseada y la estructura indispensable para su desarrollo, ya esbozadas en el momento de su colocación en el jardín.Las ramas secas o con señales evidentes de deterioro se eliminan en los meses estivales, cuando todavía está presente la vegetación en el árbol y es más fácil individualizarlas.
En el caso de daños traumáticos (rotura de ramas por viento, nieve, etc.), la poda del tocón remanente y el tratamiento de la herida con masilla cicatrizante y desinfectante deben hacerse inmediatamente.
Para los arbustos casi siempre es necesaria una intervención anual. Al final del invierno se cortan los arbustos de floración estival, en tanto que las plantas que florecen en primavera necesitan ser podadas inmediatamente después del final de la floración.
3- Es un error no quitar los retoños de la base de los árboles.
Muchas especies ornamentales producen cada año algunos vástagos que tienden a dar un aspecto de matorral a la vegetación y retrasar el crecimiento y el desarrollo de la planta. Tal es el caso de los arces, tilos, algunos abedules, manzanos de flor, codesos, nogales, plátanos, etc. En el caso de variedades injertadas, los vástagos, provenientes del ejemplar silvestre, si se dejan desarrollar arruinan el resultado del injerto.Los vástagos deben ser extirpados cuando todavía están en estado herbáceo, utilizando la azada, que alcanza fácilmente el punto de inserción.
Dado que la emisión de retoños es una característica de las especies, habrá que repetir cada año esta operación y ejercer un control cuidadoso en las estaciones favorables para eliminarlos a tiempo.
Los retoños cortados con raíz de plantas no injertadas pueden ser utilizados para propagar plantas semejantes a la planta madre, pero la nueva vegetación presentará mayor actitud reproductora de vástagos.
En el caso de los arbustos debe controlarse una excesiva producción de retoños, aunque puedan ser utilísimos para la reconstrucción de la mata después del envejecimiento: se eliminan los excedentes, pero manteniendo los mejores, que se utilizarán como nuevas ramificaciones.
4- Es un error no conocer la edad de las ramas con flores.
Algunos arbustos florecen en las ramas crecidas el año anterior (ramas de un año); por este motivo deben ser podados sólo después de la floración.La poda puede ser drástica (de 2-3 yemas) para permitir una abundante producción de ramas que florecerán el año siguiente.
Para arbustos y árboles solitarios dispuestos en grandes espacios, la poda puede realizarse cada dos o tres años (Prunus de flores, algunas Spiraea, Forsythia, Mahonia, Cytisus, Weigelia, Jasminum, etc.).
Otros arbustos florecen en las ramas del año que salen de las yemas en primavera y pronto tienen flores, por lo que conviene podarlos antes de que se inicie el crecimiento vegetativo para hacer que desarrollen numerosas yemas que darán flores (Syringa, Lippia, Passiflora, Hydrangea, Indigophera, etc.).
Para todos los arbustos es bueno, en el momento de la poda, eliminar algunas ramas viejas en beneficio de nuevos vástagos y mantener siempre aireado el interior de la planta.
5- Es un error no cuidar debidamente los setos.
Para poder constituir barreras divisorias o muros verdes que creen el efecto de ampliar el espacio del jardín o reducir las dimensiones de la casa, los setos regulares deben ser cuidados constantemente.Los que deben tener una forma bien definida necesitan podas al menos tres veces al año; en las primeras fases del crecimiento hay que hacer cortes periódicos hasta 1/2-1/3 de la altura para favorecer el espesamiento de la base.
Alcanzada la dimensión deseada, según el tipo de arbusto, se interviene periódicamente, cortando y recortando para mantener constantes la forma y las dimensiones. Un seto bien cuidado siempre es signo de orden y limpieza del jardín.
6- Es un error no abonar los árboles y los arbustos.
Una planta que crece en un terreno pobre está destinada a un desarrollo limitado y lento. Con el paso de los años, la falta de nutrición se evidencia con decoloraciones y caída precoz de las hojas.Por eso es útil suministrar cada año una pequeña cantidad de buen mantillo (humus de estiércol y de hojas), que quedará ligeramente enterrado en primavera, o bien distribuir antes del reinicio vegetativo unos puñados de abono ternario (por ejemplo, del césped) a cierta distancia del tronco, pero siempre en el área de proyección de la copa.
Se beneficiará así toda la vegetación, en particular los árboles y los arbustos de flores, que desarrollarán flores más grandes, más coloridas y numerosas.
7- Es un error no regar los árboles y arbustos.
La operación debe ser habitual cuando se riega el césped.En las primeras fases después de su colocación, es necesario dejar una zanja en la base del tronco, que se llenará periódicamente, y en las épocas más secas, al menos una vez por semana.
Muchas especies se benefician también si son rociadas en la copa (en particular, las coníferas, especialmente cuando las agujas amarillean). En los años sucesivos ya no será necesario hacer la zanja al pie, pero convendrá dejar crecer el césped hasta la base del tronco (esto no sucede en el caso de las coníferas, porque el terreno, ácido por las aguas caídas, impedirá el desarrollo de la vegetación herbácea).
Los riegos frecuentes son buenos para los arbustos, en particular los de flores; para favorecer el mantenimiento de la humedad se puede hacer una cubierta con mantillo, hojas, turba, que tienen también acción fertilizante.
8- Es un error someter las plantas del jardín a demasiados tratamientos.
También las plantas ornamentales enferman o son atacadas por parásitos. Sin embargo, es impensable realizar tratamientos a las plantas arbóreas de grandes dimensiones.Conviene siempre intervenir con rapidez, eliminando la parte de vegetación más dañada. En los raros casos de ataques parasitarios masivos no se puede permitir la defoliación total del árbol, que a veces reacciona brotando o floreciendo fuera de estación.
Sobre los arbustos se desarrollan en particular numerosos hongos (por ejemplo, el oídio) y, más fácilmente, pulgones y gusanos. Si queremos recurrir a tratamientos, en el primer caso basta con un poco de azufre; en cambio, a los insectos conviene tratarlos en invierno atacando las formas hibernantes con una buena limpieza del terreno subyacente.
Puesto que el jardín es un lugar habitado, en nuestra opinión se debería proceder con cortes, operaciones de agronomía y jardinería, eliminando incluso la vegetación (en el caso de las plantas anuales), antes que recurrir a tratamientos con fármacos para plantas.
Este artículo es original de Fernando PGARDENS de Personal GARDEN Shopper