Hoy vamos con nuestra octava flor del mes, (qué rápido pasa el tiempo...) que en este caso es la camelia. ¿La conoces? Si no la conoces quédate con su nombre que estoy segura de que una vez de que veas la belleza de su flor, la irás buscando por todos los jardines.
Las camelias o camelios son unos arbustos de origen asiático que en principio florecen en invierno. Empiezan a florecer a finales de diciembre, aunque con esto del cambio climático por aquí al menos se han retrasado y es ahora en primavera cuando están en todo su esplendor.
Hay dos tipos de flores de camelias: las de flor simple y las compuestas. Hay camelias de muchos colores, tienen que estar a la sombra y con mucha humedad para que crezcan perfectamente.
Mi experiencia personal con la camelia es un poco desastrosa. Hace unos años compré una para plantarla en la huerta al lado de la puerta de acceso a la finca pero no sé si por el tipo de suelo, porque estaba entre mucha mala hierba o porque simplemente esto no es Galicia (aunque llueve parecido), la pobre no terminaba de crecer. Daba alguna que otra flor rosa (preciosa, eso si) cada año pero como no iba a más y como soy mujer de poca fe, decidí que la iba a trasladar a otro lugar más agraciado y al sacarla de la tierra me la cargué! Mi segunda experiencia es con la que me regalaron en mi cumpleaños de flor blanca y ya desde el principio la cosa no fue bien. La abandoné en el balcón ante la tempestad del invierno hasta que terminó por secarse. Muy cruel todo.
Cuando saque algo de tiempo prometo volver a intentarlo si me lo permiten los de la Sociedad Española de la Camelia, y te prometo que existe.
Vamos con las imágenes que y dejarnos de tanta palabrería...
Imágenes vía Pinterest
No me digas que no es la perfección a modo de flor. Si tienes una camelia en casa o en tu jardín nos encantaría que nos la enseñases. Puedes etiquetarnos por IG con el hastag #flordelmesabril o etiquetándonos directamente en las demás RRSS.
Que vaya bien el martes!