La mayoría de las plantas, incluidos muchos árboles y arbustos, emiten flores. De hecho, muchas veces el fin de su cultivo es disfrutar de sus floraciones, que se caracterizan por colores vivos y alegres, si quieres conservar la belleza de tus flores continua leyendo.
Conoce la causa principal
Lo importante es averiguar el origen y ponerle remido para que el jardín recupere su color.
Los virus son partículas infecciosas cuya trasmisión se puede realizar por semillas, injertos, heridos, plagas, entre los daños que provocan están las pérdidas de valor estético; las flores pierden color y los tonos están rayados o veteados.
La virosis puede afectar a muchas plantas floridas, no se puede curar. Lo mejor es tirar las especies enfermas para evitar que infecten a otras.
Conoce y mejora tu suelo
Las flores, sobre todo de frutales como manzanos y perales, pueden aparecer débiles y descoloridas por déficit de potasio. Suele ocurrir en terrenos ricos en greda o turba. El potasio es necesario para la formación de raíces, protege a las plantas de la desecación y de daños por heladas.
Hay que mejorar la textura del suelo, añadiendo posos de café o estiércol de vacuno y cerdo. También se puede optar por algún fertilizante rico en potasa. Hay que tener en cuenta que un exceso de potasio provoca retrasos en el crecimiento y carencia de magnesio y calcio.
Ten cuidado de los insectos
Los trips, de los que hay varias especies, son insectos de 1 milímetro de largo y de color amarillento pardo-negruzco. Aparecen en ambientes cálidos y secos, donde se reproducen con facilidad, succionan la savia y penetran en los botones de las flores sin abrir.
Provocan manchas blancas en los pétalos y pérdida de color que puede ser severa. Los ataques graves impiden que los pimpollos se abran. Para recuperar las especies afectadas hay que aumentar la humedad atmosférica circundante.
Evita los hongos a toda costa
La botritis o moho gris es un hongo que surge en tiempo lluvioso y húmedo o como consecuencia del riego excesivo y la falta de ventilación.
En las flores aparecen manchas oscuras y un desarrollo fúngico gris y velludo. Si no se ataja a tiempo la flor se pudre, por lo que se recomienda utilizar fungicidas.
Los micoplasmas son microorganismos unicelulares difundidos por pulgones y otras plagas. En las clemátides, los síntomas son similares a los causados por las heladas, pero las flores dañadas no son reemplazadas por otras. No hay forma de erradicar este mal, se debe sustituir las especies infestadas por otras nuevas.