Tanto el brócoli como cualquier otra hortaliza y verdura son una parte fundamental en toda dieta equilibrada. Aunque podemos adquirirlas en el mercado, nuestros platos nos resultarán aún más exquisitos y satisfactorios si las hemos cultivado nosotros mismos.
El brócoli es de origen italiano y ya incluida en la gastronomía de los romanos, se extendió al recetario de todo el Mediterráneo. Es una buena opción para cultivar en el huerto y, cómo no, para elaborar deliciosas recetas repletas de todo el colorido de los productos más naturales.
Cultiva en primavera
El cultivo del brócoli ha de realizarse a comienzos de la primavera. En primer lugar, plantaremos las semillas espaciadas en un semillero, a 1 ó 2 cm. de profundidad. La germinación se producirá en unos diez días y, una vez que la planta alcanza unos 7 cm. la trasplantaremos al terreno definitivo, que habremos regado previamente. Para no obstaculizar su crecimiento, la distancia entre surcos ha de ser de aproximadamente 1 m.
Escogeremos una ubicación soleada y un terreno compacto, rico en nutrientes y más bien ácido. La temperatura más apropiada para su crecimiento es de unos 20 ºC y la humedad es necesaria especialmente en el momento en que la inflorescencia comienza su desarrollo.
Una buena cosecha
Para asegurarnos la correcta maduración del brócoli hemos de regar periódicamente, pero sin encharcar el terreno, lo cual favorecería la propagación de enfermedades. Asimismo es conveniente aportar un acolchado al terreno para mantener la humedad. También eliminaremos las malas hierbas a medida que aparezcan.
En cuanto a sus necesidades nutricionales, normalmente es necesario añadir fertilizante rico en nitrógeno. En ocasiones también puede necesitar un aporte extra de potasio y magnesio. La recolección tiene lugar a finales del verano y comienzos del otoño; sabremos que el brócoli ha madurado cuando la inflorescencia, o parte comestible, es totalmente compacta. Realizaremos un corte por el tallo y retiraremos la hortaliza sin hojas. Se mantiene en perfectas condiciones en un lugar fresco un par de días, aunque siempre existe la posibilidad de introducirlo en el congelador para una conservación más amplia.
Atención a su salud
Las hortalizas que pertenecen a la familia de las coles sufren diferentes plagas, entre las que destacan la polilla de la col, que realiza agujeros en las hojas y retrasa el crecimiento de la cabeza, pulgones, que amarillean las hojas y que se previenen mediante la eliminación de la maleza, y orugas de la col, que las marchitan.
Entre las enfermedades más comunes encontramos el mildíu, que puede aparecer por la humedad del ambiente y produce manchas amarillas, la hernia de la col, que afecta a las raíces de la planta y provoca su muerte, y la roya, que causa pústulas en las hojas y que combatiremos por medio de fungicidas, al igual que el mildíu.
Imágenes: Sxc.hu
Fuentes de información: Urbanext.uiuc.edu; Samconet.com; Abcagro.com