El roble es el nombre que reciben los diferentes árboles pertenecientes a la familia Fagaceae, lo que hace que provenga de la misma familia que la encina o el alcornoque y es caducifolio por lo que pierde sus hojas cada año. Existen diversas variedades como el albar, el carvallo, el americano, el melojo o el andaluz o quejigo. Según las distintas especies puede alcanzar hasta los 45 metros de altura y tiene una copa de gran anchura. Se caracteriza por su sabroso fruto que es la bellota, siendo esta de menor tamaño que la de la encina. Suele crecer en zonas húmedas y templadas, por lo que es un árbol muy característico del clima atlántico.
Guardián de la sabiduría
El roble ha sido considerado como un árbol sagrado para muchos pueblos de la antigüedad. Para ciertas zonas europeas fue considerado símbolo de la materia, pues su madera servía como alimento del fuego, es decir, del espíritu. Se pensaba que las maderas carbonizadas que se utilizaban en ceremonias, al igual que los robles alcanzados por el rayo, tenían propiedades especiales y actuaban como talismanes capaces de ahuyentar los rayos producidos por la naturaleza y atraer la buena suerte.
(Imagen: Wikimedia)
El roble es uno de esos árboles sagrados que conseguía reunir en torno a él a los habitantes de un pueblo o ciudad para celebrar sus asambleas. En la zona norte de España, concretamente en la región vasca, se solían celebrar reuniones al abrigo de un roble.
Así, este árbol se convirtió en un símbolo de paz y de libertad, ya que se administraba justicia bajo el roble sagrado.
(Imagen: Nothofagus obliqua Wikipedia)
Leyendas y mitologías
La literatura nos proporciona ejemplos muy interesantes sobre la estrecha relación entre el roble y la figura del rey. Un ejemplo claro lo muestra Frazer en su libro "La rama dorada", donde se narra una leyenda que dice que en Aricia, Italia, un sacerdote, esposo de la diosa Diana, vivía en el bosque junto a un roble sagrado y que éste recibía el título de rey del bosque. Cuenta, además, que para acceder al trono y después conservarlo, tenía que luchar a muerte con sus adversarios.
(Imagen/ Flickr: art_es_anna)
La mitología finlandesa, afirma que los robles fueron creados por su dios Vainamoinen, con el fin de dar sombra y cobijar a los pájaros.
Según algunos estudios, la palabra “roble” y “puerta” se designan bajo un mismo vocablo en diferentes lenguas indoeuropeas. Según Robert Graves, el Dios Jano es el protector de esta puerta.
(Imagen/ Flickr: guillenperez)
Las propiedades terapéuticas del roble
La flor de este árbol es una de las 38 flores del Sistema de Curación del Dr. Edward Bach.
Muy bien, ya que ayuda a tomar conciencia de los límites y las posibilidades de rendimiento y resistencia del individuo, sin tener que abandonar su espíritu de lucha ni sus proyectos. Así mismo, es beneficioso en situaciones de estrés por agotamiento, en contracturas de hombros y cuello por exceso de trabajo. En general es bueno para todas aquellas personas que creen que “siempre pueden más” y que continuamente se exigen a sí mismas más de lo que sus fuerzas pueden soportar.
También ayuda a los pacientes a recuperarse en enfermedades de larga duración, cuando a pesar de sus esfuerzos, la persona se agota frente a continuos tratamientos.
En fitoterapia se utiliza la corteza del roble, que tiene propiedades astringentes, antisépticas, antiinflamatorias y hemostáticas, gracias a su riqueza en taninos y flavonoides.
El roble es un árbol muy resistente que no sólo es valorado por sus propiedades terapéuticas, sino también por su fuerte madera que es resistente a la descomposición y es utilizada en la construcción, pero sobretodo en la fabricación de muebles.
Podemos ver a esta especie sagrada en muchas partes de Europa, dando una imagen de fortaleza y belleza.
Fuentes: Botanical-online.com, "La Curación por las flores"( Dr.Edward Bach, ed. Edaf).