Una vez que hayamos elegido el lugar donde ubicar el huerto y hayamos calculado el espacio del que disponemos para el cultivo de las hortalizas, tendremos una idea más clara de la cantidad y la variedad de plantas que podemos cultivar. Tomaremos un trozo de papel (el milimetrado permite planificar a escala) y decidiremos la distribución del huerto. Al diseñarlo, no olvidaremos incluir caminos lo bastante anchos como para poder moverse con una carretilla sin tener que pisar algunas plantas para acceder a otras. Usaremos gravilla, bloques de cemento o simplemente cubriremos el suelo con una capa de corteza de árbol.
Los huertos deben ser productivos y fáciles de manejar. La plantación en hileras es el método más común: resulta más fácil sembrar, recortar, quitar las malas hierbas y cosechar. Además de ser productivos, los cultivos de hortalizas también pueden ser por sí solos muy estéticos. Los franceses desarrollaron la idea del 'potager', un jardín ornamental de hortalizas distribuidas de forma estética, especialmente indicado para espacios pequeños.
Plantaciones conjuntas
En el huerto permiten reducir el daño de las plagas. Se trata de introducir plantas que enmascaren o confundan el aroma de un determinado cultivo, de forma que las plagas se desorienten (o desinteresen). También se pueden plantar algunas plantas para que cuiden de otras, dándoles cobijo a la par que enmascaran su aroma. Las caléndulas francesas, plantadas junto a las tomateras, evitan la mosca blanca. Los girasoles proporcionan sombra a los pepinos, guisantes y judías en crecimiento.
Las legumbres pueden plantarse entres las crucíferas, ya que éstas se benefician del nitrógeno que se fija en las raíces de las legumbres. Tras la cosecha, enterramos las plantas, ya que actuarán como estiércol. Los nabos y los colinabos también se benefician del hecho de estar al lado de las legumbres. Habas y judías verdes son ideales para cuidar las plántulas de maíz y de patatera. El apio crece bien junto a puerros, aunque también repele la mariposa blanca de la col. El ajo crece bien junto a la lechuga y la remolacha, y repele el ataque de los áfidos.
Rotación de cultivos
Presentan numerosas ventajas: previenen la aparición de plagas y enfermedades asociadas a determinados cultivos; aseguran el equilibrio de los nutrientes en el suelo (algunos cultivos requieren más nutrientes que otros, por lo que se pueden agotar dichos nutrientes). Asimismo, al quitar determinados cultivos y replantarlos de forma rotatoria cada año, también se controla más fácilmente la aparición de malas hierbas. En lo que a cultivos rotatorios se refiere, las hortalizas suelen clasificarse en cuatro grandes grupos:
* Legumbres (guisantes y judías)
* Crucíferas (col, brócoli, col de Bruselas, coliflor)
* Familia de las cebollas (cebollas, chalotas, ajos, cebollas tiernas, puerros, calabacines y lechugas)
* Familia de los tomates y las zanahorias (patatas, chirivías y otros tubérculos, berenjenas, pimientos)
Estos cultivos deben rotarse anualmente, asegurándose de que los miembros de un grupo no estén en un mismo lugar durante más de un año consecutivo. Un plan de rotación estándar sería el siguiente:
* Lecho 1 Familia de la zanahoria y el tomate (berenjena, remolacha, zanahoria, chirivía, pimiento, patata, nabo, colinabo, tomate, boniato): cavado doble. Aplicación abundante de sangre en polvo y harina de huesos y pescado antes de plantar.
* Lecho 2 Crucíferas (col, repollo chino, col de Bruselas, coliflor, col rizada, brécol, brócoli, achicoria): cavado simple. Mezcle estiércol con la tierra. Añadimos sangre en polvo, harina de huesos y pescado.
* Lecho 3 Legumbres (haba, judía francesa, judía de Lima, guisante, judía verde, ejote chino largo, espárrago): cavado simple. Añadimos cal al suelo, sangre en polvo, harina de huesos y pescado.
* Lecho 4 Cebollas (cebolleta, chalota, ajo, cebolla tierna, cebollino, cebolleta, puerro): cavado doble. Agregamos estiércol al suelo, sangre en polvo, harina de huesos y pescado.
Cada grupo tendría que rotar uno tras otro durante un período de cuatro años, de forma que al año siguiente las cebollas se plantarán en el lecho 1, las zanahorias y los tomates en el lecho 2, las crucíferas en el lecho 3 y las legumbres en el lecho 4.
Intercultivo y cultivo de ciclo breve
El intercultivo es una forma de maximizar el espacio de cultivo aprovechando el suelo libre entre los cultivos de crecimiento lento para sembrar plantas que luego puedan ser transplantadas a su lugar definitivo en el huerto. Por ejemplo, las hileras de habas pueden intercultivarse con lechugas de hoja larga; éstas se pueden cosechar in situ o bien transplantarlas cuando todavía estén tiernas a su propio lecho en el huerto. El intercultivo sólo es efectivo cuando las dos plantas que se cultivan no compiten entre ellas, de ahí que las plantas con raíz pivotante como la zanahoria o la chirivía se cultiven mejor en combinación con las crucíferas.
Las plantas anuales que se cultivan por sus flores pueden ser un buen intercultivo y ayudan a reducir el ataque de plagas de insectos como la mosca de la zanahoria al crear una barrera alrededor de éstas. Los cultivos de ciclo breve son aquellos que pasan del estado de semilla a la madurez en poco tiempo, por lo que se pueden plantar en el lugar donde vaya a plantarse más tarde otro cultivo. Entres ellos se encuentra la cebolla, la lechuga y la rúcula.