Aunque podar no es la primera opción que se debería tomar, hará que surjan diversos beneficios que te ayudarán.
En la naturaleza virgen es el entorno vital de un árbol o de una planta el que determina cómo y durante cuánto tiempo crece y florece. De este modo, una planta puede mantenerse bien en su hábitat de origen, siempre y cuando el entorno le sea favorable. Un cambio radical en este entorno hará que el ejemplar se extinga: esto es, en la práctica, lo que llamamos evolución. En principio todas las especies están continuamente sometidas a un proceso de renovación. Así por ejemplo, una fuerte tormenta hace que la madera vieja de un árbol sea arrancada por el viento: es el modo de podar de la Madre Naturaleza.
El podar comenzó desde que el hombre intervino en la evolución, puesto que, el proceso ya no funciona así la mayoría de las veces. Las fuertes ráfagas de viento tienen menos efecto en los jardines abrigados de hoy en día. Por otro lado, muchas variedades se cultivan fuera de su biotopo. Las plantas exóticas pueden crecer muy bien en un entorno vital completamente diferente: sólo necesitan más atención y más ayuda. Además de apoyar el proceso natural, unas buenas técnicas de poda también pueden reforzar y acelerar un correcto desarrollo.
La poda significa un crecimiento manipulado
Podar podría considerarse como un efecto decorativo o también, lograr una cosecha abundante son los objetivos principales. Desde hace siglos se aplica la poda ornamental (manipulación), como la técnica de cortar los setos en toda clase de formas y medidas. Otro ejemplo son bonsáis, donde es obvio que un recorte minucioso es necesario para obtener esa forma tan característica.Se ha descubierto que esta fundamental tarea del jardín también puede colaborar al logro de una cosecha más abundante. Los frutales, por ejemplo, cpon una buena poda de las ramas, obtendrán más luz y aire en el corazón del árbol y, así, darán frutos mejores y más grandes. Mantener los árboles bajos supone otra ventaja, porque así resulta más fácil la cosecha.
Pero este trabajo también puede tener otros motivos prácticos. En un jardín pequeño será preferible que un árbol no crezca muy alto para que no quite demasiada luz: mediante la poda se puede frenar un poco el desarrollo. En una terraza o un balcón, por otra parte, puede estimularse a una planta a crecer a lo ancho, y a tener más volumen en vez de más alta. De esta manera, la poda puede tanto estimular el crecimiento como frenarlo; eso depende del cómo y cuándo se pode.
Directrices generales
La base de la poda es eliminar una determinada área de una planta con el fin de que otras partes broten más rápido y mejor. Así ocurre en el caso del llamado despuntar: el botón situado en el extremo de una rama es dominante sobre los botones laterales, lo que quiere decir que el botón final es el que más alimentos recibe para crecer. Si quitas este botón, los laterales se estimulan y brotan. Así conseguimos que el ejemplar esté más lleno en vez de más alto.
La poda carece de sentido cuando la planta no tiene suficientes alimentos a su disposición, y por lo tanto no posee la fuerza necesaria para formar nuevas ramas. Por eso siempre es de gran importancia abonar con regularidad, sobre todo después de la poda.
Este tipo de tarea varía mucho en función de la especie de la que se trate, pero en términos generales, se puede decir que cuanto más se haya guiado una planta en sus primeros años, es decir, cuanto más equilibrada sea su estructura, más fuerte será al final su esqueleto de ramas. Una vez alcanzada una buena forma, basta con una poda de belleza: quitar flores marchitas y ramas muertas. Sólo las figuras y los setos que se hayan recortado en una forma determinada seguirán exigiendo muchos cuidados.
Un error que se comete a menudo con árboles grandes es serrar la rama desde arriba hacia abajo, con lo que ésta puede desgajarse y llevarse en su caída un trozo de la corteza del tronco. También se suele dejar el tocón del árbol sin serrar. Aparte del aspecto poco decorativo, esta zona también es una fuente de enfermedades infecciosas. Aquí le puede servir un consejo de la 'cirugía vegetal': si puede colgarse un sombrero del tocón del árbol, eso significa que hay que serrarlo más.
La manera correcta de podar una rama grande y gruesa es la siguiente:
- Cortamos primero una muesca desde abajo hacia arriba, a unos 45 cm. del tronco, para evitar que la rama se desgaje.
- Después cortamos la rama a trozos hasta el último tocón, serrando siempre desde arriba hacia abajo.
- Hasta ahora siempre se cortaba el último tocón tan cerca del tronco como se pudiera y se cubría la herida con un bálsamo especial. Sin embargo, las últimas novedades en el cuidado de árboles nos enseñan que no hace falta cortar el llamado 'ensanche' de la rama, ni tampoco cubrir la herida.
Una poda rigurosa estimula un fuerte crecimiento. Los brotes débiles pueden ser así incentivados y, por ejemplo, equilibrar el crecimiento de un árbol torcido. Pero ten cuidado con la poda de ramas que ya son fuertes: esto sólo hará que la rama crezca todavía más rápido.
La poda de arbustos
Al recortar arbustos ornamentales es importante saber de qué especie y variedad se trata. Los hay que florecen en la madera vieja, como muchas variedades de hortensia y la budleia (Buddleia alternifolia). Estos arbustos se deben recortar después de la floración, para que en los brotes nuevos que se desarrollan ahora, se puedan formar nuevas flores durante la primavera siguiente.
No obstante, la Buddleia davidii florece en madera nueva. Esto significa que en la primavera temprana debes podar todas las ramas del año anterior hasta que queden dos botones, que florecerán ya al final del verano. En otras palabras: hay que cerciorarse de la variedad y tener cuidado antes de empezar la tarea. Por menos de nada puedes cometer un error al podar un arbusto ornamental.
Formar frutales a espaldera
Los árboles a espaldera son muy apropiados para jardines pequeños con poco espacio y necesitan un enrejado de palos y cuerdas. Las variedades que más se utilizan para este fin son el tilo, el plátano, el arce japonés (Acer palmatum altropurpureum), las magnolias y numerosas variedades de frutales. Muy populares son las formas guiadas como sombrilla. Para ello el tronco sí que debe haber alcanzado una determinada altura. Puedes hacer un armazón con tablas de madera o palos de bambú, para guiar las ramas en la forma que desees.
Los frutales, la parra y la zarzamora (Thornfree) son muy aptos para una forma guiada horizontalmente, también llamada espalera. Se planta el arbusto o árbol joven a unos 30 cm. de una pared o valla, apoyado en un palo. En invierno se poda el árbol frutal joven hasta unos 40 cm. por encima del suelo. El brote del medio se guía hacia arriba como 'tronco', mientras que dos brotes laterales más bajos se tuercen hacia los lados; éstos formarán más tarde las ramas horizontales inferiores. Ata estos dos brotes en un ángulo de 45º (con respecto al tronco). En el otoño siguiente debes torcer y atar horizontalmente las ramas inferiores. A continuación, hay que podar el 'tronco' hasta unos 45 cm. por encima de estas ramas inferiores, y desde ahí repetir el mismo proceso.
Para la parra es importante saber que los frutos crecen en las ramas laterales nuevas. Por eso esta especie no debe tener demasiadas laterales, porque entonces producirá muchos racimos sin valor. La poda guía la energía por el buen camino. De la parra y la zarzamora se pueden desarrollar más ramas laterales en la forma de una espalera.