Susana Vaquero ha convertido su parcela de 850 m² en un auténtico jardín en una meseta. Hace cinco años comenzó con la planificación y el diseño y, utilizando un croquis, fue haciendo el esbozo de lo que quería hacer con los terrenos aledaños a su hogar. (Aprende a diseñar tus plantaciones en este reportaje).
El jardín en una meseta hoy, su espacio verde representa un ejemplo de belleza, variedad, equilibrio y adaptación a la naturaleza.
En el croquis o esquema que figura abajo, muy esencial, podemos descubrir las líneas maestras del diseño del jardín de Susana. Un polígono situado en la parte central-inferior de la imagen representa la casa (se señala con líneas diagonales), rodeada del porche (se simboliza con una retícula).
Para hacer un jardín en una meseta se debe tomar en cuenta el riego ya que es fundametal, y las precipitaciones son escasas en esta zona de España. El pozo (en la imagen, junto al horno) y el sistema de riego por goteo cubren los requerimientos hídricos del jardín. La elección de las plantas, muchas de ellas xerófitas, también ayuda a que la necesidad de agua sea menor.El estanque es uno de los puntos más atractivos. La cascada de piedras que lo corona, junto con las especies vegetales y animales que lo pueblan (tortugas y peces) hacen de su contemplación todo un espectáculo. Los viales aquí y en las partes más frondosas se convierten en estrechos senderos que, según Susana, pretenden "invitar a dar un paseíto".
En la imagen (de abril de 2001) podemos ver el trabajo de toda la familia para lograr un espectacular resultado. La elección de las plantas pretende conseguir un jardín de fácil cuidado y resistente a las temperaturas extremas de la meseta castellana (desde -18º hasta 35º C). Perennes, arbustos y árboles son las piezas claves.
Otro de los elementos esenciales del diseño de este jardín es la iluminación. Se ha procurado en todo momento que los accesos estén provistos de la luz necesaria cuando cae la noche, pero que la vegetación tenga también una iluminación puntual (cascada, entrada, algún punto de luz bajo los árboles...).
Pintado de verde claro descubrimos la zona elegida para el césped, que es próxima a la vivienda para favorecer la entrada de luz y una panorámica amplia del jardín. En azul se distinguen las áreas de agua: a la izquierda, el pozo y, a la derecha, el estanque. El diseño de los caminos también está muy meditado, logrando accesos cómodos para el visitante.
Ya en el verano de 2003 podemos observar el esplendor que va adquiriendo el conjunto. Los árboles y las plantas se encuentran en su punto de apogeo, por eso los verdes vibrantes de las hojas se mezclan con el colorido de las flores, en este caso del espliego y las margaritas, especies resistentes y muy agradecidas.
Con el otoño y, después, el invierno, los árboles como el tilo, nogal y roble nos van dejando ver sus formas. Entre tanto, las texturas y colores se mantienen en los arbustos perennes. Es el momento de lucir la poda, por ejemplo, la del boj, que contrasta con las ramas rojas de los cornejos.
En palabras de Susana: "poco a poco las flores van dejando paso a los frutos rojos de la pyracanta, cotoneáster y es entonces cuando toma protagonismo el bérberis, al que a sus hojas moradas se unen las flores y frutos rojos y amarillos. La viña virgen colorea entre las últimas flores de madreselva".
Los arbustos que Susana ha seleccionado pretenden dotar de interés al jardín durante todo el año y no sólo en las temporadas más exuberantes, como puede ser la primavera o el verano. De hecho, ya a finales del invierno comienzan las forsytias y germinan los primeros bulbos de narcisos. Les siguen los tulipanes, los lirios, el saúco y el almendro.
"Los cotoneáster y la pyracanta también nos deleitan con sus blancas flores", nos explica Susana. "Según avanza el año se van sucediendo las margaritas y comienza el baile de las aromáticas, con la lavanda, el romero y el tomillo en pleno apogeo". Ya a finales de la priamavera empiezan a colorear las manzanas y el membrillo empieza a engordar.
"Los rosales trepadores blancos y rosas y la clematis montana llenan las vallas durante todo el verano, al tiempo que la madreselva nos embriaga al anochecer mientras se oye croar a las ranas", describe Susana. El estío es época de recolección: manzanas, calabazas, peras... A este jardín no le falta de nada, ya que también cuenta con un huerto.
"Y si hay suerte y cae la nieve", concluye nuestra amiga Susana Vaquero con la descripción de su bello jardín, "tenemos la última campanada de color, en este caso el blanco con los rojos escaramujos asomando tímidamente". Así, el ciclo de la vida vuelve a comenzar un año más.