El Jardín de Maica es el mejor ejemplo de que disponer de una casa unifamiliar nos permite disfrutar plenamente de la belleza y el encanto de las plantas.
Y es que no hay nada mejor que dedicarse al bello oficio de la jardinería cuando disponemos de los metros suficientes en el exterior de la vivienda, ya que podemos cultivar y desarrollar nuestros propios diseños de jardín. (Conoce las tendencias en jardinería en este reportaje)
Esto mismo se debió pensar cuando se realizo el Jardín de Maica, en abril de 1999, se fue a vivir con su familia a su nuevo hogar: un chalé de tres plantas y unos 225 m² de parcela. Según ella misma confiesa: "no sabíamos nada de jardinería, pero sí teníamos mucha ilusión por hacer un jardín bonito y cómodo".
En el Jardín de Maica delantero encontramos un abeto (Abies Nordmanniana) central, escoltado en toda la zona vallada con los leylandis. Un seto bajo cierra el parterre de grava, de donde emergen, a la derecha, una rocalla con geranios pelargonios y, a la izquierda, unas margaritas de color rosa y blanco. En las ventanas asoman los geranios, la hiedra y las gitanillas.
En el rincón del fondo, adosado a la esquina de pared, descubrimos un frondoso laurel. Inmediatamente justo delante de él, aparecen las cañas indias, de follaje color oscuro y flores de un rojo muy intenso. Delante de éstas, las calas, que nos presentan unos tallos más bajos, pero hojas gruesas de un verde explosivo y preciosas flores blancas.
En esta imagen que nos ha facilitado nuestra amiga Maica, podemos ver la planta de la casa y el jardín. Ha optado por el césped para cubrir los suelos y la intimidad que proporcionan las arizónicas (leylandis) en las vallas que rodean la parcela. Los tres ejes los configuran el abeto y las rocallas, el parterre de palmeras y el parterre del magnolio.
En la entrada una picea estrellada en maceta nos saluda. Le acompañan una cuidada selección de especies cultivadas también en cubeta: la planta del rocío, ciclamen rojo, siemprevivas naranjas y petunias moradas. Junto a la puerta, detrás del grupo de plantas, se alza un rosal de pitiminí trepador, y, detrás de la reja de las ventanas, unos geranios.
Al igual que el resto de la valla, el arco que da acceso a los jardines comunes está configurado con leylandis. A la derecha del camino de piedra, encontramos un magnolio de preciosas flores blancas: debajo de él disfrutamos de la belleza de margaritas de diversos colores y tamaños, así como de gladiolos.
Al igual que el resto de la valla, el arco que da acceso a los jardines comunes está configurado con leylandis. A la derecha del camino de piedra, encontramos un magnolio de preciosas flores blancas: debajo de él disfrutamos de la belleza de margaritas de diversos colores y tamaños, así como de gladiolos.
En el rincón encontramos más calas, rodeadas de algunas rocas. Detrás, más alto, un limonero; en el centro descubrimos a una aún emergente glicinia, y, en la maceta del fondo, una buganvilla, también por desarrollarse. En el porche encontramos el clásico mobiliario de mimbre que hace las delicias de la familia en las noches de verano: en la mesa preside una begonia Príncipe de Hannover y, sobre la barbacoa, un kalanchoe, una planta de incienso que huele de maravilla y una echeveria de Canarias.
En el rincón encontramos más calas, rodeadas de algunas rocas. Detrás, más alto, un limonero; en el centro descubrimos a una aún emergente glicinia, y, en la maceta del fondo, una buganvilla, también por desarrollarse. En el porche encontramos el clásico mobiliario de mimbre que hace las delicias de la familia en las noches de verano: en la mesa preside una begonia Príncipe de Hannover y, sobre la barbacoa, un kalanchoe, una planta de incienso que huele de maravilla y una echeveria de Canarias.
Un chamero sobresale en el centro-derecha del conjunto espectacular que forma la rocalla de palmeras. Las especies que decoran con exuberantes flores blancas son palmitos. La combinación exótica de las palmeras tiene su contrapunto con el resto de especies más clásicas: a la derecha y a la izquierda, de flor roja y amarilla, respectivamente, aparecen los rosales. El resto de flores corresponden a las resistentes petunias. Debajo de los chameros luce una azalea blanca. La planta esférica blanca corresponde a uña de gato.