(Imagen/ Flickr: dagnyg)
El espino de fuego es un arbusto perennifolio muy utilizado como planta ornamental en jardines y parques, gracias a dos factores determinantes: su resistencia a las inclemencias del tiempo y su densidad, lo que sirve para formar grandes setos protectores y muy decorativos por la vistosidad de sus flores y frutos.
(Imagen/ Flickr: Living Walls Instant Hedges)
La variedad más conocida del espino de fuego es Pyracantha coccinea, adaptable a cualquier tipo de entorno, cuya floración nos ofrece blancas inflorescencias redondeadas.
(Imagen/ Flickr: Gertrud K.)
Cuando ésta desaparece, da lugar a los frutos, pequeñas bayas anaranjadas también muy atractivas.
(Imangen / Flickr: SNAKY34)
Su fisonomía es muy familiar
La pyracantha coccinea es una especie autóctona del Sureste Europeo, y llega a medir 3 m. de altura.No obstante, otras variedades alcanzan hasta los 6 m. Posee unas hojas de color verde oscuro, con forma de elipse y dentadas, que se verán invadidas de flores al llegar la primavera, y no desaparecerán hasta pasado el verano, momento en que surgirá el fruto.
(Imagen/ Flickr: matsuyuki)
Éstos son muy abundantes y cubrirán las ramas casi por completo, dando a toda la planta un color naranja muy característico de los jardines otoñales e invernales.
También es muy apreciado en su cultivo como bonsái, pero antes de adquirirlo o cultivarlo, debemos saber que en estas circunstancias, sus cuidados son extremos debido a que se desarrolla muy rápidamente.
(Imagen/ Filckr: wallygrom)
¿Dónde situarlo?
Aunque el espino de fuego es muy adaptable a cualquier espacio, es necesario tener en cuenta algunos puntos importantes con respecto a su ubicación:- Se trata de una especie que se desarrolla en exteriores, nunca la mantendremos en el interior de casas o invernaderos.
(Imagen/ Flickr: Living Walls Instant Hedges)
- Por su resistencia a las bajas temperaturas, en invierno, tan solo debemos protegerla en caso de fuertes heladas, pues de lo contrario la floración no será todo lo espectacular que debiera.
- Necesita pleno sol, y su desarrollo no se truncará si lo colocamos en semisombra. Sin embargo, un momento delicado será después del trasplante, cuando hay que protegerlo de la exposición directa a los rayos de sol.
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Algunos cuidados esenciales
Es necesario seguir algunas directrices a la hora del mantenimiento:Regaremos abundantemente, pero sin dejar que el terreno se encharque.
Tampoco es conveniente dejarlo secar completamente, aunque no resiste mal las épocas de sequía.
(Imagen/ Flickr: Maggi_94)
En su época de crecimiento (primavera y otoño) lo abonaremos con frecuencia, aplicándole un abono orgánico, y reducir la cantidad el resto del año.
El suelo que debemos proporcionarle tiene que ser rico, aunque por su adaptabilidad también sobrevivirá en terrenos pobres.
(Imagen/ Flickr: ndrwfgg)
Cómo podarlos
A causa de su rápido crecimiento necesita una poda anual. Al realizarla, tendremos en cuenta lo siguiente:- Realizaremos la poda antes de la floración primaveral, retirando las ramas más largas, ya que suele experimentar un crecimiento poco ordenado, sobre todo cuando han sido plantados en solitario.
(Imagen/ Flickr: Drriss & Marrionn)
- Una poda demasiado agresiva tendrá como consecuencia la reducción del número de flores y frutos la temporada siguiente.
- Es conveniente saber que las nuevas flores nacen en ramas que tienen al menos dos años de vida.
(Imagen/ Flickr: matsuyuki)
Enfermedades más comunes
Le afectan la cochinilla y el pulgón, y sufre una enfermedad propia de la familia a la que pertenece, las rosaceae, llamada fuego bacteriano.Se trata de una bacteria que ataca a algunas zonas de la planta, que debemos cortar y quemar para que no invada todo el ejemplar
(Imagen/ Flickr: liberalmind1012)
El espino de fuego resulta muy conveniente para gozar de color todo el año. Sus flores nos alegrarán la primavera y el verano, y sus frutos le darán vistosidad a nuestro jardín en otoño hasta bien entrado el invierno.
Fuentes de información: Bonsaimania, Internatura, Granada.org