Los cactus pequeños son una monada. Insisto: una monada. Quedan fenomenal en macetas, ya que además puedes plantarlos en unas que hayas diseñado (o re-diseñado) tú mismo. Por este motivo, la Mammillaria vetula es una de las especies más populares.
Prueba de ello es que es muy, muy difícil que falte en alguna colección: ¡incluso los que ya llevan años cuidando de estas plantas -me incluyo- tienen algún ejemplar! Así que, ¿a qué esperas para hacerte con uno? Échale un vistazo a este artículo y déjate sorprender.
¿Cómo es?
Se caracteriza por desarrollar tallos esféricos o cilíndricos de color verde que alcanzan una altura de hasta 10 centímetros. Las areolas pueden tener o no un poco de lana, y de ellas surgen las espinas blancas, rectas y afiladas de 3 a 10 milímetros de largo.
Las flores son de color amarillo claro y miden hasta 17 milímetros de largo. Una vez son polinizadas, madura el fruto que es de color blanco a verdoso y en cuyo interior encontraremos semillas negras, muy pequeñas.
¿Cuáles son sus cuidados?
Desde comienzos de primavera hasta finales del verano/comienzos de otoño será muy recomendable abonarlo con un abono líquido para cactus, siguiendo las indicaciones especificadas en el envase del producto. De esta manera, podrá tener un buen desarrollo y florecer año tras año.
Y por cierto, aunque es una planta pequeña, la Mammillaria vetula precisará un trasplante cada 2-3 años. Más que nada, habrá que renovar parcialmente el sustrato -el cual puede ser sustrato de cultivo universal mezclado con un 30% de perlita-.
Por lo demás, hay que saber que resiste hasta los -3ºC.