La violeta africana es una planta maravillosa para cultivar en interiores debido a su belleza y cuidado sencillo. Pocas plantas tienen el impacto de las Violetas Africanas y con tan poco cuidado, brindando flores de todo el espectro de colores y hojas grandes y vellosas. Las Violetas Africanas pueden iluminar el más oscuro de los inviernos.
Esta planta perenne con flores, es originaria de Tanzania y Kenya, se da bien al aire libre en algunos climas, pero en general es mejor cultivarla en interiores porque no tolera las temperaturas bajas.
Hay diversas variedades de violeta africana con flores de muchos colores, incluyendo las azules, rosas, rojas, blancas, violetas y multicolores. Algunos tipos tienen flores con bordes de otro color y pétalos dobles. Esta planta refinada pero de flores resistentes se ve muy bien en cestas colgantes si se combinan variedades de diferentes colores en macetones grandes o si se planta sola en una maceta.
La violeta africana posee una roseta de hojas redondeadas cubiertas por vello, y de cuyo centro aparecen los racimos repletos de flor. La floración surge indistintamente durante todo el año.
Las violetas africanas prefieren entornos muy luminosos, lo cual ayuda a que la floración sea continuada a lo largo del año. Si ves que deja de florecer, ponla en un entorno con más luz y seguramente en poco tiempo aparecerán nuevos tallos florales.
Los riegos se realizarán siempre desde abajo, dejándola en un plato con agua durante unas pocas horas, y luego retirando el exceso de agua. Cuando veamos que la tierra empieza a secarse volveremos a realizar la acción. El mayor enemigo de la violeta africana es el exceso de agua que activa un moho gris que pudre las hojas.
Recopilación de fotos de la red.