Una de las plagas más difíciles de erradicar de nuestro huerto, sobre todo en cítricos, y en el jardín en ornamentales, es la cochinilla acanalada (Icerya purchasi). Una sola hembra es capaz de almacenar en su abdomen y luego poner más de cien huevos de los cuales nacerán las correspondientes larvas que, después de varias mudas se convertirán en adultos que continuarán el ciclo. El problema no es sólo que vivan absorbiendo la savia de la planta huésped, sino que, además, segregan una sustancia dulce, una melaza que es caldo de cultivo perfecto para hongos como la fumagina y otros. La consecuencia es el debilitamiento general de la planta y el fracaso de los frutos, amén de otras complicaciones.
En la foto, podéis ver una hembra de cochinilla acanalada, con larvas y preninfas y ninfas en diferentes estados de crecimiento, así como gotas de la melaza que segregan. En este caso se encuentra bajo una hoja de laurel.
Hembra de cocinilla acanalada con crías en diferentes estados.
Recubren su cuerpo con una sustancia cérea que las protege del exterior y, por supuesto, de la agresión de muchos productos utilizados para combatirlas.
Hembra de cochinilla acanalada con recubrimiento cerúleo.
Naturalmente que en El Terrao no utilizamos ningún producto químico para combatir este bichete. En su lugar, nos decantamos por la lucha integrada. De casualidad, descubrimos que tenemos en casa un aliado estupendo al que le encanta comerse, devorar, una tras otra, todas las cochinillas acanaladas que encuentra a su paso. Y lo hace tanto en su forma de larva como en la de adulto. Se trata de una pequeña mariquita de origen australiano que se importó para luchar contra esta plaga. Tenemos la suerte de que en El Terrao se ha naturalizado y adaptado. Todavía no en mucha cantidad pero, poco a poco va haciendo su trabajo.
La encontramos, ya digo, casualmente, en una joven higuera que tenemos en el huerto. Ésta es la primera que descubrimos, muy pequeña, apenas 3 mm.
Adulto de Rodolia cardinalis.
Entre las cochinillas adultas y sus larvas, las mariquitas y las suyas propias, algunas ya pupando y a punto de eclosionar.
Pupa de Rodolia cardinalis.
Otras más jóvenes.
Pupas jóvenes de Rodolia cardinalis.
A su alrededor, restos a medio devorar de cochinilla acanalada y algunas larvas que han sobrevivido.
Cochinilla acanalada devorada por dentro.
Poco a poco, las pupas se abren y nacen los adultos.
Eclosión de adulto de Rodolia cardinalis.
Eclosión de adulto de Rodolia cardinalis.
Inmediatamente de nacer, se ponen a la tarea, a comer cochinillas una tras otra.
Rodolia cardinalis haciendo su trabajo.
Rodolia cardinalis devorando cochinilla acanalada.
Rodolia cardinalis comindo.
De todas maneras, el trabajo de esta pequeña mariquita, por muy frenético que sea, necesita combinarse con otros métodos y tratamientos.
Nosotros utilizamos las pulverizaciones con neem cada quince días y pincelaciones con alcohol y jabón a las acumulaciones de cochinillas. Además, mantener bien abonados los árboles con compost y humus de lombriz les ayuda a soportar estos ataques.
De esta manera, combinamos el trabajo de nuestra amiga, la Rodolia cardinalis, con el nuestro. La lucha combinada, ésa es la clave.
Adulto de Rodolia cardinalis.