En el siglo XXI, se estima un consumo anual de plátanos a nivel mundial que roza los 100 millones de toneladas, haciendo ver que es una de las frutas más extendidas por todo el mundo y preferidas por los consumidores. Pero, ¿y si los plátanos desaparecen? En 1890 los agricultores y científicos tuvieron que hacer frente a una epidemia de gran importancia que afectaba a los plátanos y estuvo a punto de acabar con esta fruta tal y como la conocemos hoy en día.
Todo parece olvidado y cosa del pasado si no fuese porque esta enfermedad que casi acaba con el plátano ha vuelto a aparecer ¿Corre peligro el plátano? ¿Están los científicos preparados para hacer frente a esta enfermedad? Vamos a empezar por el principio
Los primeros datos que se conocen de los plátanos se remontan a cientos de años atrás y nos llevan hasta el archipiélago indomalayo. En estas islas se encontraban variedades de plátanos que pertenecían al género Musa como son Musa acuminata y Musa balbisiana. No obstante, el plátano que conocemos hoy en día no tiene nada que ver con estas dos especies, que se cruzaron para obtener diferentes híbridos. Todos los híbridos procedentes de este cruzamiento no tenían semillas y, por tanto, no podían reproducirse sexualmente. Con el tiempo, se descubrió que algunos de ellos podían cultivarse y así es como se comenzaron a comercializar las variedades de plátano que se venden habitualmente en el supermercado y se comen crudas u otras que han de cocinarse previamente.
Seguramente, os preguntaréis cómo es posible que tengamos plátanos diariamente en cualquier sitio si no tienen semillas. El fruto que comemos hoy en día lleva a cabo una reproducción asexual mediante rizomas. Los rizomas no son más que tallos que crecen subterráneamente de forma indefinida y que emiten raíces y brotes que dan lugar a las plantas que generan el fruto. Así que, si nos tomamos alguna licencia, podríamos decir que todos los plátanos son iguales y proceden de la misma planta original.
Pero vamos al tema de la desaparición En el siglo XIX, prácticamente la totalidad de plátanos que se comercializaban pertenecía a una única variedad: “Gros Michel”, un híbrido que fue atacado por el hongo Fusarium oxysporum y que causaba la enfermedad de Panamá (lugar en el que fue descrita por primera vez). El hongo se disemina por el suelo y zonas acuosas y ataca a la raíz de algunas variedades del plátano, provocando la deshidratación de la planta.
El hongo Fusarium oxysporum constituyó un reto importante para los investigadores del momento debido a su resistencia a fungicidas y los científicos tuvieron que buscar alternativas rápidamente para frenar la desaparición del plátano ya que, en 1960, las plantaciones del “Gros Michel” habían sido completamente arrasadas.
Afortunadamente, algunos jardines botánicos en Reino Unido y Honduras habían guardado ejemplares de una variedad de plátano “Cavendish” por sus interesantes características para una comercialización futura. La sorpresa fue mayor cuando vieron que esta variedad era resistente al hongo y no se veía afectada por este. Desde ese momento hasta hoy, la variedad de plátano que se comercializa es la “Cavendish”.
Llegados a este punto, cabe preguntarse qué ha sido de la enfermedad de Panamá y si se encontró una solución para combatir al hongo que la causaba. Estas inquietudes no parecieron preocupar en exceso a los agricultores en su momento y no fueron resueltas. Sin embargo, este tema está últimamente en el punto de mira ya que desde el año 2000 se han encontrado varias plantaciones de plátanos “Cavendish” afectadas por una variante del hongo que provoca la enfermedad de Panamá. Taiwán, China, Indonesia, Malasia y algunas regiones de Australia han sido las primeras afectadas, pero no se descarta que el hongo colonice nuevas áreas de producción de plátanos.
¿Terminará la enfermedad de Panamá también con la variedad “Cavendish”? ¿Cuál será la estrategia a seguir a partir de ahora? ¿Existen variedades alternativas de plátanos resistentes al hongo? ¿Conseguiremos deshacernos del hongo causante de la enfermedad de Panamá por fin?
Es posible que el final del plátano esté más cerca que nunca o que, por el contrario, los avances en ciencia consigan una solución nuevamente. No obstante, parece que mientras tanto el hongo sigue avanzando.
Referencias
Ordoñez N, Seidl MF, Waalwijk et al. Worse Comes to Worst: Bananas and Panama Disease — When Plant and Pathogen Clones Meet. PLoS Pathog. 2015; 11.
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