Creo que en esta época nos vendría bien un “San Isidro” en algunas zonas.
San Isidro, un humilde labrador, nacido en 1082, fue un santo zahorí, pocero y hacedor de lluvias al que se le achacan más de 400 milagros. Madrid, llamada entonces Mayrit, conocida en la época de los visigodos como “la madre de las aguas”, vivió los milagros de un hombre estrechamente vinculado a este bien tan preciado para los agricultores: el agua.
Hoy este santo pondría las manos sobre su cabeza por lo que estamos haciendo con su agua. Y no lo digo porque nos falte, no es así, Madrid es rica en este líquido elemento. La Cuenca Hidrográfica del Tajo nos abastece no sólo por ríos y pantanos (construidos en la época de Franco), sino también por los acuíferos.
Unos acuíferos que nos estamos cargando. En toda la zona de la villa de Aranjuez, por ejemplo, los agricultores, con el objetivo de tener unas cosechas más abundantes, han vertido sobre sus campos una cantidad ingente de fosfatos, utilizados en formulación de los abonos minerales, contaminado así los acuíferos que pasan por esta zona.
En Aranjuez los acuíferos están contaminados por el uso de fosfatos
Nos merece la pena contaminar el agua para tener mejores cosechas? No creéis que ya es hora de utilizar rnaturales y ecológicos a gran escala?. No, los que hacemos en casa para nuestros pequeños huertos, sino a nivel industrial para que el gran agricultor, el que vive de ello pueda utilizarlos, o es que no interesa?.
Aquí os dejo la gran pregunta y Feliz San Isidro a todos los agricultores
NOTA:
PESTICIDAS Y RIESGO DE MALFORMACIONES Y MUERTES FETALES
El riesgo de muerte fetal por malformaciones aumenta cuando se vive cerca de zonas agrarias donde se usan pesticidas, aunque faltan pruebas concluyentes. En un estudio de 700 mujeres californianas se detectó un aumento del riesgo de muerte fetal entre el 40 y 120% para las mujeres que vivían en áreas de fumigación con pesticidas en comparación con mujeres que no estaban expuestas a dichos productos. El estudio del Dr. Erin M. Bell señala que el riesgo es máximo entre la tercera y octava semana del embarazo. Los pesticidas analizados fueron fosfatos, piretroides, hidrcarburos halogenados, carbamatos y compuestos de efecto hormonal.