Entre ellos podemos encontrar como las habas y bisaltos dan sus últimos frutos, y sus matas ya no tienen flores. Así que es momento de recogerlos y arrancar las matas para preparar el siguiente cultivo, que seguramente serán tomates.
El bisalto, como tal, aquí se come sin desgranar, cociéndolo y comiéndolo con cáscara y todo. Pero sus últimos frutos empiezan a tener las cáscaras ya perjudicadas, por enfermedades que comienzan a atacar al cultivo que en sus últimos días aguanta débil y sin fuerzas.
Hemos recogido un montón de bisaltos al arrancar las matas, algunos aún estaban sanos para comer con cáscara, pero otros muchos tenían la cáscara perjudicada pero no así su fruto interior.
Entonces, las cáscaras ya no son comestibles pero su fruto interior sí, así que vamos a aprovecharlo desgranando las vainas, y extrayendo los guisantes de su interior.
Hemos llenado una bolsa muy grande de guisantes, así que, unos cuantos los cocinaremos como guiso con otras verduras, taquitos de jamón, etc. Y el resto nos los guardaremos en el congelador para futuras salsas o aderezos.
Los guisantes más gordos los guardaremos para semilla del año próximo, estamos contentos de cómo ha ido el cultivo este año, así que merece la pena guardar semilla para el año próximo.
La mitad de las matas de los bisaltos irán al compostador general del terreno, y otras tantas las dejaremos encima de la tierra para que se sequen, y mezclarlas con la tierra cuando labremos para prepararla para el siguiente cultivo.