La zinnia es una de las especies más coloridas y bellas que puedes cultivar en el jardín o incluso dentro de casa en un lugar con mucha luz. Es una planta de origen mexicano y se suele cultivar de forma anual, salvo que vivas en una zona sin heladas donde podría vivir varios años.
A nuestra protagonista se la conoce por otros nombres, según el lugar, y es posible que la hayas oído nombrar como flor de papel o rosa mística. La planta no es muy grande, lo normal es que no llegue a los 90 cm de altura ni en las mejores circunstancias. Las hojas son ovaladas, de color verde intenso y bastante ásperas al tacto. Pero aún siendo una planta bajita, sus bonitas flores la convierten en la favorita de muchos jardineros. Sobre todo porque tienen colores muy vivos que dan alegría al jardín desde finales de verano hasta bien entrado el otoño.
Requerimientos de la zinnia
Las zinnias crecen y florecen mejor a pleno sol y prosperan en suelos de muchos tipos, siempre que tengan buen drenaje. Si el terreno es arcillosos, pesado y húmedo, las raíces se pudren con facilidad. Si siembras semillas de zinnia, hazlo en un suelo rico y arenoso cuando ya no haya posibilidad de heladas. En regiones cálidas, donde las heladas no son un problema, las semillas de zinnia se siembran en cuanto las temperaturas nocturnas se mantengan sobre los 10ºC. Otra opción es sembrar semillas de zinnia en el interior, donde la protección extra evitará sorpresas si una noche hace frío intenso o cae una helada.Se aconseja dejar unos 30 cm entre planta y planta.
Además de pleno sol, las zinnias necesitan humedad constante para crecer bien. De manera natural florecen casi sin parar, aunque conviene eliminar las flores marchitas para que la planta se vea más bonita y ayudar a la formación de nuevas flores. A finales del verano las matas pueden haber crecido mucho y presentar una forma algo desgarbada, poco estética. No dudes en recortarlas bastante bajas para conseguir un crecimiento compacto, mucho más bonito, y una nueva oleada de flores la siguiente temporada.
A las floríferas zinnias les favorece una dosis regular de fertilizantes.
Con zinnias se pueden conseguir coloridos y duraderos arreglos de flores. Nada más cortarlas debemos colocarlas en un florero con agua limpia y fresca que cambiaremos cada dos o tres días.
Plagas y enfermedades de las zinnias
Las zinnias son propensas a varias enfermedades fúngicas y, cuando se presentan, no existe cura para las plantas infectadas. El buen drenaje del suelo donde crece la planta es la mejor prevención. También es conveniente no plantarlas apretujadas, sino dejando espacio entre ellas para que el aire pueda circular libremente entre las ramas y hojas. Nunca debes regar una zinnia mojando la parte aérea, lo mejor es utilizar goteros, a ser posible y, si no, regar de forma que el agua caiga directamente en a base de la planta.
Si tienes que retirar una planta enferma, NO echarla al compost. El compostaje de plantas enfermas propaga las enfermedades. Los ejemplares enfermos se deben tirar o quemar.
Las zinnias tampoco se libran del ataque de algunos insectos: minadores, pulgones, ácaros o escarabajos son algunos de ellos.
Existen diversas soluciones ecológicas para luchar contra los bichos que atacan nuestras plantas. Para conocer algunos de ellos te recomiendo leer algunos de los artículos que ya hemos escrito en el blog.
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