Hay ciertas labores encaminadas a conseguir que las plantas tengan un desarrollo óptimo y alcancen la floración en las mejores condiciones posibles y que se pueden denominar labores complementarias.
Entutorado
El entutorado consiste en colocar una ayuda a los tallos para que no se doblen. Esta operación tienen una cierta importancia para algunas plantas, sobre todo para las herbáceas, que tienen un gran desarrollo, por lo que sus tallos son incapaces de mantenerse levantados. También se usa cuando hay flores muy pesadas o de gran tamaño para los endebles tallos que las soportan.
Para entutorar los tallos de los claveles, crisantemos, capuchinas, guisantes de olor, etc., en un tiesto o en un macizo, pueden utilizarse cañas, ramas, junquillos, etc. Sin embargo, para las dalias hay que buscar soportes o tutores algo más resistentes, puesto que los tallos y las flores son más pesadas.
Para efectuar prácticamente el entutorado, se clava el tutor o rodrigón junto a la planta y se atan a él los tallos por medio de un hilo de rafia, algodón, plástico, etc. Si la planta fuese muy grande se hace necesario clavar dos o tres tutores que puedan disimularse con el follaje para que la planta no pierda su aspecto decorativo.
Una forma particular de entutorado es la empalizada, con lo que se consigue no sólo sujetar la planta, sino llevarla por donde se desea para que cumpla un fin: cubrir una pared, enredarse en una ventana, etc. Este sistema se utiliza con rosales trepadores, polígono, hiedra, geranios de hiedra, clemátides, etc.
Riegos
Las plantas, como cualquier ser vivo, tienen necesidad de agua para vivir. Esta se aporta mediante el riego.
Las necesidades de agua, en las distintas plantas, son muy diferentes, pues mientras algunas como las aspidistras, iris, echeveria, etc., son poco exigentes, la mayoría requieren riegos abundantes y frecuentes. Tal es el caso de esparragueras, fucsias, azaleas y otras.
Para conseguir que el riego proporcione todo el beneficio que de él se espera, sobre todo al aire libre, se hace necesario que éste se efectúe o bien por la mañana temprano o a la caída de la tarde, o sea, que es preciso efectuarlo durante las horas menos soleadas del día.
En cuanto a las aguas de riego se procurará que sean dulces, aireadas y poco calizas. El agua de lluvia es la que mejor cumple todas estas condiciones. Algunas plantas soportan el riego con aguas salinas, aunque, por lo general, no es conveniente para las plantas de un tiesto.
Una forma de riego muy utilizada en floricultura es la pulverización sobre la planta, a la manera de cómo cae el agua de lluvia. Este método es muy recomendado para algunas plantas de interior, pues de esta forma se consigue que las hojas permanezcan limpias de polvo. Se puede sustituir este método por el pase sobre la hoja de un trapo húmedo.
Pinzamientos
Consiste esta operación en suprimir un trozo de tallo herbáceo del final de una rama que esté creciendo. Esta labor suele hacerse con las uñas y persigue la acumulación de savia en las yemas inferiores con el fin de que evolucionen y produzcan nuevas ramas laterales. Si el pinzamiento se hace al extremo del tallo principal se suele llamar despunte.
Con los pinzamientos se consigue limitar la altura de la planta y provocar ramificaciones. Se utiliza mucho en el cultivo del crisantemo, clavel, geranios, etc. Igualmente se hace necesario en aquellas plantas como cóleos, ageratos, etc., en las que las formas achaparradas y apretadas las hace más decorativas.
Cuando el pinzamiento no se hace al tallo, sino a los capullos florales para conseguir flores de mayor tamaño, se llama descapillado o desbotonado.
Poda
La poda, no sólo consiste en suprimir los tallos leñosos, como en el caso del rosal, fucsias, hortensias, etc., sino que se aplica a todas las operaciones encaminadas a arreglar y hacer decorativas las plantas. Así, por ejemplo, se poda la bordura de santoninas, de bojes, de aligustres, etc.
Como norma general, los cortes de la poda han de ser limpios; han de quedar por encima de una yema; serán oblicuos, y dejando poco tocón. Deben cubrirse con betunes o pasta de injertar si son muy grandes.
Supresión de flores marchitas
Esta operación debe hacerse no sólo desde el punto de vista estético y de limpieza, sino también por causas fisiológicas.
Estéticamente es necesario suprimir todas las flores marchitas que afean el valor decorativo de las plantas que se cultiven. Para ello conviene cortar los tallos hasta la altura de las hojas verdes en flox, crisantemos, vivaces, hortensias, rosas, etc. Conviene quitar las inflorescencias a medida que se marchitan las flores en claveles, rosas, azaleas, pues de esta manera se favorece el nacimiento de flores más tardías. En algunas especies la eliminación de los tallos florales provoca una nueva floración. Tal es el caso de lobelias, delfinium, flox, pelargonio, etc.
Fisiológicamente se hace necesario quitar las flores pasadas en tulipanes, gladiolos, lirios, etc., pues de esta manera no se fuerza a la parte subterránea a seguir vegetando para producir la semillas que de nada servirá y ocasionará, sin embargo, la degeneración del bulbo o cebolla para la temporada siguiente.