La lechuga es de procedencia asiática, tenemos noticias de su cultivo desde hace, aproximadamente, 2.500 años.
La lechuga es de una planta anual que destaca por sus brillantes hojas verdes utilizada para una correcta y sana alimentación.
Si eres de los que quieres tener un huerto en casa pero te resistes por el enorme trabajo que ello conlleva, os daréis cuenta de que es más sencillo de lo que parece, y os permitirá disfrutar de verduras y hortalizas recién cortadas en vuestra mesa.
Si te animas a sembrar lechugas, tomad nota.
Una gran variedad
Antes de comenzar a plantar, lo primero que debemos hacer es decidir la clase de lechuga que queremos.
Romana: es la clásica. Las hojas son más largas que anchas y se encuentran separadas por un nervio central. La italiana es una de las más utilizadas en ensaladas por su ligero sabor amargo. Es perfecta para la césar.
(Imagen: Vilanova i la Geltrú)
Cogollos: de hojas apretadas y sabor más dulce. Los más famosos son los de Tudela.
(Imagen/ Flickr: photofarmer)
De hojas sueltas: como su propio nombre indica, presenta las hojas disgregadas. Entre ellas destacan, por ejemplo, la Cracarelle y la Red Salad Bowl.
(Imagen/ Flickr: Trinity)
Iceberg: de forma redonda, son hojas superpuestas en capas que resultan muy crujientes al paladar.
(Imagen/ Flickr: Muffet)
El suelo, fértil y con drenaje
Para que nuestra labor se desarrolle de forma correcta, es necesario que el terreno sea arenoso-limoso -con lodo- y que cuente con un buen drenaje.
Sólo procederemos a encalar cuando la acidez sea muy elevada, puesto que no permitirá una buena cosecha.
También hemos de tener en cuenta la época elegida para sembrar, ya que, por ejemplo, en verano el suelo debe ser rico en materia orgánica para que las plantas crezcan más rápido, o en primavera arenoso, porque se calienta antes y la recolección se puede realizar con más antelación.
Los primeros pasos para comenzar a plantar son nivelar el terreno, crear surcos y señalar la disposición de los diferentes ejemplares, que se ubicarán en una especie de banquetas para que no estén en contacto con la humedad.
Por otro lado, no se recomienda limpiar el suelo con sustancias químicas, debido a que las lechugas son muy susceptibles a estos productos.
Consejos para el cuidado
Las lechugas necesitan ciertas atenciones para que crezcan lo más saludables posibles. Os brindamos algunos consejos:
-Su multiplicación se realiza mediante semillas. La siembra directa sólo se produce en casos aislados como en la variedad Iceberg en Estados Unidos.
-La distancia entre las plantas debe ser de 20 cm, y entre las filas, de 50 cm. Además, no sembraremos a más de 2 cm de profundidad.
-La temperatura debe oscilar en torno a los 15º C durante el día y los 5º C por la noche. El contraste es necesario y hemos de recordar que las lechugas soportan mejor las altas temperaturas que las bajas, aunque se muestran resistentes a las heladas. A la hora de almacenarla, lo ideal es hacerlo a una temperatura de 0º C.
-No sobreviven a la sequía. Se adaptan muy mal a la escasez de humedad.
-Los mejores sistemas de riego son: por goteo, en el caso de los invernaderos, y por cintas de exudación (tuberías de un material poroso que distribuye el agua de forma continua por medio de dichos poros), al aire libre. La mejor forma de regar es con mucha frecuencia pero con poca cantidad de agua.
-El abono no debe ser abundante, excepto en potasio, que es lo que más reclaman las lechugas, y en magnesio, que les potencia el color verde.
-Hay que deshacerse siempre de las malas hierbas, que pueden acabar con la vida de la planta.
-La recolección se realiza cuando observamos que la cabeza de la lechuga está compacta, con las hojas apretadas.
Enfermedades y plagas
Como todas las plantas, las lechugas son susceptibles de contraer ciertas enfermedades o de ser atacadas por plagas. Las más habituales son:
Enfermedades
-Mildiu: se trata de unas manchas que aparecen en el haz de las hojas y que adquieren un color amarillento. Frecuentemente, se produce en primavera y en otoño, que es cuando el ambiente está más húmedo. No se recomienda tratarlas con productos, porque como su ciclo es corto, es mejor directamente cultivar las especies más resistentes.
-Virus del mosaico: también son manchas sobre las hojas. Las causan los virus que habitan en las semillas o los pulgones. Comienza con motas verdes que van creciendo a la vez que lo hace la planta.
Plagas
-Pulgones: su forma de actuar es chupando la savia, de manera que la planta se marchita. Van desde las hojas externas avanzando al interior y su repercusión varía en función del clima. El momento más frecuente en el que atacan es en el de la recolección.
-Babosas: se comen las hojas durante la noche. Es muy fácil identificarlas, ya que dejan a su paso un reguero plateado.
-Larvas de las polillas: cómo viven en el suelo, se alimentan de las raíces, marchitando las hojas.
La lechuga es un alimento que no puede faltar en nuestras mesas por sus vitaminas y minerales. Comerla fresa permite una menor perdida de sus propiedades alimenticias, así que… ¡Ánimo y a cosechar!
Imagen: Wikipedia