(Imagen/ Wikipedia)
La thuja es también llamado como el 'árbol de la vida' es una conífera de forma alargada y cónica cuya altura depende de la variedad; este nombre se fundamenta en la relación que establecían los nativos del Continente Americano entre el árbol y la salud, ya que utilizaban la vitamina C presente en sus hojas en el tratamiento del escorbuto.
Pertenece a la familia de las cupresáceas, como el enebro, el ciprés, la sabina o el tejo.
La thuja se trata de un árbol de hoja perenne. Éstas poseen forma de escamas y, aunque normalmente son de color verde, suelen oscilar desde los tonos más oscuros hasta los de tinte dorado.
Variedad según el origen
Las clases más cultivadas en los jardines son:- Tuya occidentalis: procedente de Norteamérica, también se llama cedro blanco. Esta variedad alcanza hasta los quince metros de altura.
- Tuya orientalis: su origen se sitúa en China, Mongolia y Corea. Su tamaño raramente alcanza los diez metros.
- Tuya plicata: conocida como cedro rojo, proviene del oeste de Estados Unidos. Se caracteriza por un tamaño mayor que las otras variedades (hasta 40 metros), por lo que también se denomina tuya gigante.
(Imagen - Tuya plicata / Wikipedia)
Existen especies enanas que alcanzan metro y medio aproximadamente, con apariencia similar a un arbusto.
Algunas se desvían de la original silueta alargada ya que poseen una forma esférica. Estas especies son muy utilizadas para crear diseños sorprendentes incluso en los más modestos jardines. Además de su peculiar aspecto, tienen la ventaja de poderse cultivar en macetas grandes, por lo que también tienen cabida en terrazas.
Se utiliza principalmente como árbol ornamental, aunque su madera se emplea para fabricar, por ejemplo, cabañas, ya que es un buen aislante, o papel.
Además, de su follaje se extrae una cantidad considerable de vitamina C, así como aceites para la preparación de perfumes y medicamentos.
(Imagen - Tuya occidentalis)
Reproducción y sencillos cuidados
Las tuyas permiten la reproducción vegetativa por medio de acodos. Este sistema consiste en introducir un vástago de la planta en la tierra, pero sin separarlo de ella, para que surja un nuevo ejemplar. Ocurre a menudo de forma espontánea si las ramas están caídas y en contacto con la tierra.
Sin embargo, lo más habitual es la plantación de semillas. Las flores, de color rojo o amarillo, se abren al comienzo de la primavera y al final de ésta, el polen se propaga.
Las semillas se desarrollan dentro de piñas; éstas surgen cuando la planta tiene unos seis años, aunque el número y tamaño de éstas no es muy destacado hasta que pasan varias décadas.
(Imagen/ Flickr: F.D Richards)
La simiente cultivada brota la siguiente primavera, cuando las temperaturas diurnas aumentan y se da un grado de humedad adecuado.
Resisten climas extremos, aunque al plantarlas ha de tenerse en cuenta que prefieren los lugares no excesivamente sombríos, en terrenos calizos y no muy encharcados.
Su crecimiento es muy lento y puede morir si durante su desarrollo está en condiciones de sequía.
No requiere excesivas atenciones para mantenerse sana; tan solo es adecuado podar una vez al año y mantener el terreno húmedo, pero sin llegar a inundarlo.
Además, las plagas de insectos no suelen afectar a esta conífera.
Con un mantenimiento mínimo, será un huésped de excepción en todos los jardines, mostrando su espeso follaje durante todo el año, tanto si se cultiva de forma independiente como formando setos.
- Aprende a rejuvenecer un seto de thuja.