Variedades de lechugas tiernas.
Mes de enérgica actividad en nuestro huerto. Todo está por hacer, aunque lo hayamos hecho la semana anterior, siempre nos quedará algo por mejorar, rehacer o tardíamente empezar a hacerlo.
Nuestras plantas crecen rápido con tanta luz y calor, pero también lo hacen las malas hierbas que nos desafían creciendo en aquellos lugares donde supuestamente las habíamos quitado hace sólo unos pocos días.
Continuamos con los cultivos de verano y podemos comenzar con aquellos que recogeremos en otoño e invierno.
Verificamos que los tutores de tomates, pimientos y pepinos estén asentados correctamente y comprobamos si hay necesidad de realizar nuevas ataduras a estas plantas.
Tomates y judías con sus tutores.
Los tomates nos tienen entretenidos vigilando que no nazcan nuevos brotes que deberemos quitar o desnietar para guiar el correcto crecimiento de la planta.
Aún estamos a tiempo, si no lo hemos hecho ya, de sembrar judías en la primera quincena del mes aunque lo ideal sería centrarnos en sembrar aquellas hortalizas que vayamos a recoger en invierno como las berzas, puerros, coles, lechugas, etc.y transplantar coles, lechugas y endibias.
Al igual que pasa con nuestro jardín, si no tenemos sistema de riego automático tenemos que estar atentos a regar con una frecuencia diaria o cada dos días intentando no mojar las hojas, flores y frutos dejando correr el agua por la tierra y evitando así numerosas enfermedades de las plantas que surgen con la asociación del calor y la humedad.
En cuanto a las aromáticas, aquellas que tengan flor las podamos para darles nuevo vigor y a la hora de regarlas también intentamos no mojar su follaje.
Si tenemos acolchado, lo renovamos para mantener el frescor del suelo.
Las plantas de calabazas crecen mucho y requieren de bastante espacio para extenderse.
Es un mes en el que cada planta da una cosecha abundante, calabacines, calabazas, pimientos, tomates y pepinos es mejor recogerlos tiernos y frescos y no dejar que maduren en exceso en la planta ya que sus semillas se hacen grandes como en el caso de los calabacines y pepinos y también pierden propiedades. Los azúcares de ciertas hortalizas se transforman en almidón con la maduración. Además estos frutos que maduran en exceso sin ser recogidos, les quitan muchos recursos a las plantas.
Si no nos da tiempo a consumir todo lo que recolectamos o bien estamos cansados de repetir menú, o si ya no nos queda familia, amigos o vecinos a quienes poder regalarles nuestras hortalizas, entonces podemos pensar en trocearlas y congelarlas. Calabacines, judías, pimientos, calabazas, berenjenas, etc. se prestan para ello y nos pueden venir muy bien en otro momento de escasez de productos de la huerta.