Bueno, en la gran mayoría de casos sí, es así, pero hay ciertas excepciones que es importante conocer para que no perdamos nuestro ejemplar nada más comprarlo.
Los cactus son originarios de América, tanto del Norte como del Sur, encontrándose la gran mayoría de especies en Latinoamérica, donde crecen en campos abiertos donde la pluviometría es más bien escasa y la insolación bastante intensa por estar cerca del ecuador terrestre. Por este motivo, cuando se ponen dentro de casas tienden a etiolarse buscando luz, puesto que la iluminación interior no es suficiente para cubrir con sus necesidades lumínicas ya que son heliófilos (amantes del astro rey).
Pero no. No tienes que ponerlos directamente al astro rey si en el vivero los tenían protegidos o si llevan tiempo dentro del hogar: ¡se quemarían! Aunque su genética sea heliófila, si no están acostumbrado se debilitarían mucho -en realidad, muchísimo- si no tomas medidas para evitar que esto ocurra. Y, ¿qué medidas son esas? Básicamente, lo que hay que hacer es ir exponiéndolos poco a poco, empezando en otoño o a finales de invierno que es cuando la insolación es más baja.
Durante una semana los dejas dos por la mañana o por la tarde que le dé directamente, a las dos semanas siguientes 3h, a las siguientes 4h,… y así progresivamente hasta que llegue el día en que estén las 24h. Pero ojo, esto no tienes que hacer ”a rajatabla”: si ves que tus cactus empiezan a quemarse, protégelos, ve más lento/a para que puedan fortalecerse a su ritmo.
Si tienes alguna duda, no la dejes en el tintero. Pregunta.