Dada su sencillez y la facilidad en sus cuidados, la Clivia, esta preciosa planta en forma de abanico es perfecta para empezar y animarnos la primavera.
El cultivo de la Clivia es muy sencillo y nos puede durar muchos años.
Es una planta herbácea de la familia de las amarilidáceas perfecta para interiores. Se caracteriza por sus hojas gruesas, planas y trenzadas de color verde, y unas grandes flores anaranjadas.
Estas crecen normalmente en febrero y marzo y requieren un período de dos meses de frío previos a su floración.
Esta planta es muy resistente y puede llegar a medir hasta 50 cm. si la atendemos bien. Si queremos decorar nuestra casa con alegría, solo habrá que diferenciar sus cuidados durante el verano y el invierno. En verano hay que tener cuidado con los rayos de sol.
Aunque su temperatura ideal es de 18 a 20ºC, es mejor que la resguardemos a la sombra y que la reguemos abundantemente.
En invierno el riego debe ser moderado para proteger las bayas verdes que nos ha dejado la floración. No soporta la calefacción, pero tampoco puede aguantar grandes heladas. Con temperaturas bajo 0ºC empieza a perder sus hojas.
La Clivia no suele sufrir enfermedades ni plagas, pero hay que tener cuidado con las cochinillas, hongos y pulgones.