Habiendo dicho esto, en esta oportunidad les queremos hablar precisamente de este procedimiento, pero aplicado a una de las frutas más populares en todo el mundo: el limonero. Por lo tanto, mencionaremos las características principales y todo lo relacionado con la práctica de poder limonero.
Despuntado
Básicamente se trata de la eliminación de los puntos de crecimiento y por lo tanto es un procedimiento que se lleva a cabo cortando las ramas tiernas. Como resultado, se presenta la ruptura de la dominancia apical de un brote más vigoroso, así como la promoción de brotes laterales. Se le utiliza con frecuencia para estimular la apertura de una copa o para retrasar el crecimiento en cuanto a su altura.
Poda de raleo
En este caso se trata de una poda de limonero que consiste en la eliminación total de las ramas desde su base. Su objetivo es el de disminuir la densidad de una copa, así como los excesos de follaje, todo ello con la intención de permitir que la luz penetre en su interior. Su aplicación no tiene mucha afectación en cuanto a la forma y el tamaño del limonero.
Deschuponado
Este es otro de los procesos que se siguen al podar limonero, que en este caso consiste en la eliminación de los brotes tiernos conocidos como chupones. Estos brotes son aquellos que nacen desde los tallos principales de la planta, por lo que su corte tiene que hacerse antes de que requieran un elevado consumo de energía en la planta.
La poda de formación
La poda de formación se aplica durante durante los primeros años del limonero y tiene como finalidad formar su estructura y especialmente, hacer que la distribución de sus ramas sea más equilibrada. Los limoneros suelen implantarse como un talla de entre 60 a 70 cm de altura, sin ramificaciones y sobre los 10 cm superiores, se deja crecer de 4 a 6 ramas que deberán estar distribuidas de manera uniforme alrededor del tallo principal, lo que entonces se conocerá como las ramas primarias.
El primer brote, que se da uno por yema, debe dejarse crecer alrededor de 40 cm, mientras que el segundo, que se dan uno o dos por cada rama primaria, se debe dejar crear 50 cm, mientras que el tercer brote, de uno o dos por rama secundaria, entre 60 a 70 cm. A partir de este momento, el limonero se deja crecer más o menos libremente, teniendo en cuenta que tanto la distribución como la cantidad y el largo de estas ramas, se maneja a través de la poda, conforme el limonero va creciendo.
Todo esto debe hacerse a lo largo de entre 12 a 18 meses desde la plantación, además de que debe hacerse de forma manual, utilizando tijeras y en ocasiones mediante el pellizcado de los extremos de los brotes jóvenes.
Poda de fructificación o Mantenimiento
Esta considerada como la poda de limonero más importante debido al volumen de la planta a podar, así como su incidencia sobre el costo, la productividad y la longevidad de la planta. Su importante se incrementa cuando la producción se destina al mercado de las frutas frescas. Se caracteriza por ser una poda donde se llevan a cabo cortes para la limpieza, raleos y despuntes que tienen la intención de equilibrar la distribución de los frutos, así como eliminar en las primeras etapas, la parte de las yemas que darán origen a la siguiente producción. Gracias a esta poda se logra mejorar la calidad, el tamaño, así como la distribución de los frutos en el árbol y por supuesto su valor en el mercado.
Poda de rejuvenecimiento
Se trata de una poda que se aplica en plantaciones que tienen un valor productivo muy alto y que han envejecido o que han sufrido daños por diferentes factores.
La poda consiste en la eliminación de una parte importante de la copa, lo cual se hace mediante cortes en las ramas que tienen mayor diámetro por arriba de la cruz del árbol. Lo que se busca es estimular las yemas fisiológicamente jóvenes de tal manera que se produzca un brote de gran vigor que rejuvenezca la planta.
Poda de limpieza
En este caso se trata de una poda que consiste en la eliminación de las ramas secas, quebradas, enfermas o que se encuentren afectas por algún tipo de plaga. Se lleva a cabo de forma manual utilizando tijeras o incluso serruchos, todo ello con la intención de mejorar la calidad de los frutos y de evitar el rameado o que se presenten problemas sanitarios.