La lombriz roja californiana, eisenia foetida es una de las muchas variedades de lombrices que se usan en lombricultura. Pertenece a la familia Lumbricidae. Es una especie procedente de Europa pero se le denomina californiana por ser en esta ciudad donde se empezó a usar como variedad para la elaboración de humus de lombriz.
Les gustan los climas templados, pero pueden aguantar hasta 40ºC. Pero para tener un buen nivel de reproducción es recomendable mantenerlas, si es posible, entre los 12 y los 30 grados más o menos. Teniendo en cuenta que la reproducción bajará cuanto más nos acerquemos a los esos límites.
El compost que producen estas lombrices, producto procedente del proceso de su alimentación, se utiliza como fertilizante en: huertas, huertos urbanos, macetohuertos, árboles frutales etc.
Las lombrices adultas pesan de 0,24 hasta 1,4 gramos, comiendo una ración diaria que tiende a su propio peso; de ella, un 55 % se traduce en abono, es esto lo que las convierte en una de las variedades más interesantes para utilizar en la descomposición de materia orgánica con fines de utilización como abono.
Características:
Color rojo oscuro
Respiración cutánea
Longitud, de 6 a 8 cm
Diámetro de 3 a 5 mm
Peso, 1,4 g.
Vive aproximadamente unos 4,5 años. La lombriz californiana avanza excavando en el terreno a medida que come, y deposita sus deyecciones en el terreno convirtiendo éste en un suelo mucho más fértil. No soporta la luz del sol y no es conveniente que esté expuesta a la misma. También necesita un alto grado de humedad.
El producto resultante de la descomposición de estos restos orgánicos son ricos en nitrógeno, fósforo, potasio y calcio. Por lo tanto lo convierte en un fantástico fertilizante.
Es una variedad con una reproducción muy alta y además no contrae ni trasmite ningún tipo de enfermedad. Lo que la convierte en la mejor opción para utilizar en lombricultura.
En el siguiente vídeo os muestro la utilización de dos formas distintas de esta lombriz para la elaboración de humus. En uno las incorporamos directamente al bancal cerámico de nuestra huerta, para que descompongan la distinta materia orgánica y mejoren el suelo del mismo. La segunda opción es la incorporación a unas pequeñas lombricomposteras para una elaboración más controlada.
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Fuente primera fotografía aquí