En esta ocasión, y a solicitud de mi compañero Iván que me pidió que participara como invitado en su blog “La Huerta de Iván”, voy a hablaros desde él, de uno de los cultivos que podemos realizar en esta época del año y es como sembrar guisantes (pisum sativum) o, como decimos por aquí, los “chicharos”.
Esta planta, de la familia de las leguminosas, es natural de la zona sudoriental de Europa y zona Mediterránea hasta Oriente Medio y Asia Central. Por tanto le gusta los ambientes húmedos y templados, y ha sido cultivada por el hombre desde tiempos remotos.
Es una planta anual y trepadora, la cual podemos dividir para el cultivo en matas enanas, de medio enrame y de enrame. Después tenemos los guisantes lisos o rugosos y, según el tiempo de recolección, se clasifican en tempranos, medios y tardíos.
Las condiciones de suelo para este cultivo son las de uno arenoso (ligero) y rico en materia orgánica y que drene muy bien.
El riego será normal (el que pida según la climatología) durante el desarrollo de la planta, aunque desde que comience a florecer hasta que terminen de engordar las vainas, no podrá faltarle el agua.
La temperatura ideal para el desarrollo es de unos 18º C., afectándole las heladas, por lo que en las zonas más frías tendremos que utilizar variedades resistentes. Por el contrario, el exceso de calor hará que las vainas maduren antes de tiempo y las semillas serán pequeñas. Por estas razones por aquí se plantan en otoño, aunque puede retrasarse en otras zonas hasta la primavera.
Las semillas de siembra las podremos adquirir en cualquier tienda especializada, donde encontraremos múltiples marcas, variedades y formatos. Para la siguiente siembra podemos guardar de los cosechados en esta primera, dejando secar las matas con algunas vainas (siempre de las más fuertes, bonitas y sanas), las desgranaremos y guardaremos en un bote.
Para sembrar los guisantes, lo primero que hay que hacer es dejar la tierra suelta y aireada; formaremos bancales o caballones no muy anchos y en su centro enterraremos las semillas de guisante, poniendo por golpe 5 o 6 de ellas a una profundidad de unos 4 cms., separando unos 30 o 40 cms. cada golpe y entre líneas dejaremos 70 cms.
A continuación regaremos y mantendremos con humedad el terreno. Una vez que nazcan las plantitas las trataremos como cualquier cultivo, regando si la tierra no tiene humedad. Pondremos entonces los tutores o soportes y conservaremos la tierra lo más libre posible de malas hierbas con las escardas que iremos realizando.
Debido a su acción trepadora, tendremos que procurarle a las matas un soporte o tutorado, pues si dejamos que la mata corra libre por la tierra, en esta época tan húmeda, terminarán tanto las hojas como las vainas por enfermar. Una forma fácil y económica de soportar las matas es con los trozos de ramas de poda de árboles frutales para las de porte pequeño, o clavando estacas y poniendo malla de tutorar, para las de enrame.
A medida que la planta va creciendo, deberemos ir amarrándola a la malla si hace falta.
Las flores de esta planta son blancas, de las que nacerán las vainas que portarán las semillas o guisantes. Estas vainas irán engordando con las semanas hasta que los granos tengan un buen tamaño, los cuales iremos recogiendo poco a poco, de forma escalonada, según maduren.
Recomiendo no dejar que las semillas engorden demasiado porque perderán textura y sabor. Al recoger las vainas de la mata procurar no romper las ramitas, que son muy tiernas y débiles, para que siga produciendo más flores y frutos.
Las plagas más destacas de estas plantas, dependiendo de la fecha de siembra, pueden ser:
Pulgones, que atacan hojas y flores y debilitan la planta, les transmiten enfermedades y acaban con ella.
Polilla del guisante, cuyas orugas devorarán los guisantes dentro de las vainas.
Gorgojos, que pueden atacar hojas y vainas.
En cuanto a enfermedades producidas por hongos tenemos, la roya, oídio, mildiu, antracnosis, etc.
Para el control de plagas y enfermedades, como ya hemos repetido muchas veces, quedará a criterio de cada uno, pues en el mercado existen cientos de productos, pero yo siempre recomiendo emplear productos biológicos, tanto si son comprados como caseros.
Uno de los grandes problemas de este cultivo en Andalucía es el jopo (Orobanche crenata), que es una planta parásita de muchas leguminosas, que debilita a las matas y terminan muertas. Por esta razón expertos andaluces trabajan para la obtención de variedades adaptadas al cultivo en la región.
Yo desde el año pasado he renunciado a plantar habas o guisantes por culpa del jopo; tendré que esperar más de 5 años para intentarlo otra vez.
Uno de los beneficios que el cultivo de esta planta aporta al suelo de nuestros huertos es la fijación, gracias a las bacterias rizobios de sus raíces, del nitrógeno atmosférico. Siendo unos de los llamados abonos verdes.
Para finalizar os diré que estas legumbres son ricas en vitaminas A, C, B1, B2, B6, Fósforo, Calcio, Hierro, Sodio, Potasio y Magnesio, así como fibra. Además, se pueden preparar en cocina de mil formas y combinan bien con todo tipo de alimentos.
Bueno compañer@s, espero que os guste y ayude esta entrada para realizar la siembra de los “chicharos”.
Autor del Artículo: Jose Antonio | Blog: ElHuertodeJoseAntonio
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