En estos casos, existen muchas formas de acabar con ellas, aunque no todas son igual de eficaces ni todas tienen el mismo impacto ambiental.
A pesar de que la forma más tradicional, especialmente apoyada por los agricultores de grandes plantaciones, es la del uso de productos químicos como pesticidas o plaguicidas que acaben con el problema causando la muerte de los insectos de plaga, lo cierto es que si tomamos esta opción estamos arriesgándonos a eliminar otro tipo de insectos beneficiosos para la salud de nuestras plantas así como a modificar el sabor o la calidad de nuestros frutos.
Por eso, en este artículo vamos a hablarte de un método de control de plagas mucho menos agresivo y muy desconocido entre agricultores amateurs: toma nota, porque vamos a hablar del control biológico de plagas.
¿Qué es el control biológico?
Llamamos control biológico de plagas a aquel método por el cual eliminamos a una población de insectos perjudicial con su depredador natural, es decir, con otra población de insectos que se alimenta de él o actúa ahuyentándolo.
Supone un componente importante para el control de plagas en general, y se suele utilizar de manera integrada como complemento a otros tratamientos naturales o químicos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que, pese a que este método es uno de los métodos más naturales que podemos encontrar, no se trata de un método que se lleve a cabo sin la intervención del hombre, sino todo lo contrario.
En numerosas tiendas de agrojardinería podemos encontrar las pequeñas poblaciones de depredadores que el agricultor deberá potenciar en sus plantas para evitar la aparición de aquellas especies no deseadas. Esto quiere decir que este método es, a pesar de menos agresivo, un método completamente artificial.
Actualmente, existen tres maneras principales de poner en práctica el control biológico de plagas de insectos:
Importación: es la más utilizada. Se importan al agroecosistema las especies de insectos depredadores de plagas para que se establezcan en él.
Incremento: consiste en aumentar la población de enemigos naturales para producir una mayor tasa de ataque.
Conservación: se aplica controlando las interacciones del ecosistema de nuestro huerto o jardín, potenciando la supervivencia de las especies depredadoras de plagas que ya existen en el terreno.
Tipos de control biológico
La especie que necesitamos es la especie que por naturaleza sea incompatible con la plaga que tenemos. Estos pueden ser:
Depredadores naturales, es decir, que se alimenten de un gran número de ejemplares del insecto que queremos eliminar.
Parasitoides, que son aquellos que ponen sus huevos en el interior del insecto al que quieres eliminar, o muy cerca de él para que las larvas se alimenten de ellos al nacer.
Los hongos provocan enfermedades en los insectos, disminuyendo considerablemente la población de la especie a la que atacan.
Del mismo modo, los virus también hacen enfermar a algunas especies.
Bacterias, que atacan al aparato digestivo de los insectos.
Ventajas del control biológico de especies
A pesar de que, como hemos hablado, el control biológico de especies sea un método artificial que depende de la intervención del hombre, es uno de los menos invasivos y, por tanto, trae consigo numerosas ventajas para nuestro huerto o jardín.
Aquí te dejamos el lado positivo de la balanza:
Sin duda, es uno de los principales métodos utilizados cuando se busca conseguir resultados a largo plazo. En muchas ocasiones, al instalar una especie en un lugar que resulte cómodo para ella, se quedará de manera permanente controlando a la plaga o actuando como repelente. Por ello, podemos decir que se trata de uno de los métodos que más probabilidad tiene de ser definitivo.
Por otra parte, este método no suele requerir un complemento químico. Es decir, podemos utilizarlo como método único sin necesidad de recurrir a un acompañamiento de pesticidas o fitosanitarios más agresivos. De hecho, la utilización de estos productos es contraproducente para nuestros depredadores naturales, ya que los insecticidas no distinguen entre especies y pueden acabar con ambos, depredador y plaga, permitiendo que los insectos perjudiciales vuelvan a aparecer en otra ocasión.
Aunque resulte obvio, nos quitamos el peligroso problema de intoxicaciones, efectos colaterales o secundarios y no solo en seres humanos, sino también en mascotas y otros organismos. Nuestro huerto y jardín estará libre de sprays y líquidos tóxicos.
En muchas ocasiones, cuando utilizamos otros métodos, las plagas pueden desarrollar resistencia a ellos. Con sus depredadores naturales no lo harán. Ten por seguro que no van a hacerse amigos para convencerles de que no se alimenten de ellos. En este sentido, podemos decir que se trata del método más efectivo.
Por último, la relación precio/resultado es muy positiva.
¿Y las desventajas?
Por desgracia, no existe ningún método completamente perfecto. Se trata de que busques el que más se adapte a ti, a tus necesidades y a tus plantas.
En el caso del control biológico de especies, existen algunos inconvenientes que deberías leer antes de lanzarte a la piscina. Atento:
Los enemigos naturales lo son de una especie concreta. Esto quiere decir que si introducimos un depredador, acabará con la plaga de la que se alimenta, pero no con otras plagas. Aunque esto es algo muy bueno cuando únicamente tenemos una plaga, puede ser un dolor de cabeza para nosotros encontrar una solución para cada una de las plagas que tengamos, por lo que si tienes varias especies de plantas y varias especies de plagas, quizá no es el mejor método para ti.
Aplicarlo puede ser definitivo, pero desde luego, no es algo automático. Su eficacia está asegurada, pero deberás tener paciencia puesto que no es una solución a corto plazo. La propagación de la especie depredadora necesitará tiempo para establecerse.
Por último, también debemos recordar que este método de control de plagas nos exige un mayor conocimiento de todas las especies implicadas.