El Aloe ferox es un precioso áloe arborescente que es capaz de resistir las heladas débiles sin ningún tipo de problema. Además, aunque tiene un crecimiento más bien lento, su porte y su inflorescencia o grupo de flores hacen de él una especie magnífica para jardín o maceta.
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¿Cómo es?
Aloe ferox es el nombre científico de una planta arborescente que fue descrita por Philip Millern y publicado en The Gardeners Dictionary en el año 1768. Popularmente se le conoce como áloe del Cabo o áloe feroz. Es originaria de África, concretamente del sur de Cabo Occidental hasta KwaZulu-Natal, así como en la esquina sur oriental del Estado Libre y el sur de Lesoto.
Desarrolla un tallo simple de hasta 2-2,5 metros de altura, con un grosor de 30cm. Sus hojas son carnosas, lanceoladas, de color verde glauco y a veces dentadas por ambas caras. Los márgenes están armados con dientes rojizos o marrones. Las flores se agrupan en inflorescencias densas y largas de color rojo o anaranjado. Florece en invierno. El fruto es seco, de 1-1,5cm, y contiene varias semillas pequeñas.
¿Cuáles son sus cuidados?
El Aloe ferox es una planta que puede estar tanto en el suelo como en maceta, pero es importante que le dé el sol de manera directa durante todo el día y que la tierra sea porosa (como el pómice o la arena de río) para facilitad el drenaje del agua.
Pero para que esté perfecto habrá que regarlo muy poco: una vez por semana en verano y cada 15-20 días el resto del año. Asimismo, será necesario abonarlo durante los meses cálidos con un abono líquido para cactus y otras suculentas, o con Nitrofoska Azul.
Se puede cultivar en el exterior todo el año si la temperatura no baja de los -3ºC.