El árbol de judas llegó a Europa y tuvo lugar en la época de las cruzadas -año 1200- y su primer destino fue Francia. Desde ese momento su extensión por el continente fue muy rápida.
Recibe el nombre de árbol del amor por la forma de corazón que muestran sus hojas y el color rosáceo de las flores.
Desde tiempos remotos el árbol de judas se ha empleado para la jardinería, recomendado para paisajistas y es que, además de la belleza de sus atractivas flores y hojas, los frutos resisten todo el invierno en el árbol, realizando una sugerente función decorativa.
(Imagen: Wikipedia)
Conócelo a fondo
Se trata de una especie de escasa altura; oscila entre los seis y los ocho metros, el tronco presenta la corteza lisa, en tonos rojizos, y la copa es abierta e irregular.
Perteneciente a la familia de de las leguminosas (fabaceae), destaca por el encanto de sus hojas caducas.
Las flores, de color rosa con matices violetas, hacen su aparición en la primavera, precediendo a los frutos.
El árbol se cubre enteramente de ellas, que crecen directamente sobre el tronco y las ramas en grupos hasta de seis.
Los frutos son legumbres que miden de 6 a 10 cm, conteniendo numerosas semillas. El color es variable; según el grado del proceso de maduración en que se encuentren oscila entre gamas rosas, rojas y marrones.
(Imagen: Wikimedia)
Aprende a cultivarlas
Su multiplicación se lleva a cabo por semillas.
El árbol suele florecer pasado el tercer año en los meses de abril y mayo.
Estas semillas se alimentan de forma interna, por ello en determinados momentos requieren la ayuda de agua caliente o de ácido sulfúrico.
Respecto al clima, el árbol se decanta por lugares cálidos; los largos y calurosos veranos le benefician, aunque es un ejemplar resistente de igual manera al frío y las épocas de sequía.
Necesita que los suelos estén bien drenados y contengan cal, así como que cuenten con cierta profundidad.
Para que nuestro cultivo alcance un óptimo desarrollo habremos de exponerlas a la luz de forma continua y regarlas regularmente, con precaución para que no se encharque.
Alcanza su crecimiento pleno aproximadamente a los 20 años.
La importancia de la poda El proceso adquiere, en el caso del árbol del amor, una importancia decisiva a la hora de obtener unos resultados satisfactorios. Tiene que realizarse desde la formación con el objetivo de obtener un tronco erguido ya que la tendencia que desarrollan es la de ramificar en forma de zig zag.
(Imagen/ Flickr: Tatters)
¿Para qué podemos emplearlo?
Su principal aplicación es la ornamental, muy valorada gracias a la colorida floración que comportan y al atractivo de sus hojas. Lo podemos encontrar de forma frecuente adornando plazas pequeñas o alineando estrechas calles.
Como presentan una escasa altura, se demandan a la hora de engalanar jardines de reducidas dimensiones, especialmente en la zona mediterránea.
Además, su mantenimiento es muy sencillo.
En forma de arbusto también cumple una excelente función artística.
Otras aplicaciones secundarias que ofrece son, por ejemplo, los frutos, que cuentan con propiedades astringentes y las flores, que se degustan en algunas zonas.
La madera no alcanza una buena calidad, se corrompe prematuramente.