El diario ajetreo de nuestras presionadas vidas , pocas veces nos permite admirar la sencilla belleza de las flores silvestres;que crecen en los soleados campos y en casi cualquier ambiente, otra cosa más que perdemos y que nos aleja de nuestro origen y sustento: la naturaleza.
Cuando la primavera y el verano transforman la verde monotonía de las veredas y los caminos bordeados por la vegetación, es posible apreciar una amplia gama de colores en árboles, arbustos, enredaderas y principalmente en las plantas herbáceas.
La riqueza biológica actual es producto de un largo proceso evolutivo que tiene principio con las primitivas y sencillas algas verde-azules productoras de oxígeno, que aparecen hace 3 500 millones de años; éstas a su vez originaron las plantas terrestres, cuyos restos fósiles más antiguos tienen poco más de 400 millones de años.
Esa vegetación, desarrollada en sitios húmedos y a lo largo de las costas, la formaron helechos y licopodios creadores de extensos bosques de un verde carente de los colores de las flores actuales.
Es hasta hace unos 200 millones de años cuando en la superficie terrestre comienzan a aparecer las primeras flores producto de una larga evolución; entonces entran en escena factores como la polinización por insectos, y las plantas desarrollan una espectacular variedad floral para atraerlos.
Todas las flores han de polinizarse para producir semillas fértiles; en unos casos lo hacen por sí mismas y en otros son las aves, los insectos, los murciélagos o el viento los que se encargan de hacerlo. Si son los insectos los encargados, la planta tiene flores fragantes o de notorios colores que los atraen.
Más de la mitad de las plantas que existen actualmente se clasifican como fanerógramas (plantas con flor) o angiospérmas (plantas con semillas encerradas): son la forma superior más variada y difundida, y su éxito se basa en múltiples factores, donde el más importante es la flor.
DIFERENTES PIGMENTOS COLOREAN LA VIDA VEGETAL
Las características como el tamaño y la forma de la hoja, la altura y el grosor del tallo, el número de semillas o los colores de la flor están determinadas por el material genético contenido en los cromosomas del interior celular, pues aunque microscópica, la célula es una compleja fábrica química que, impulsada por la luz solar, realiza la fotosíntesis mediante la clorofila, un pigmento básico de color verde que transforma esta energía en alimento.
Sin embargo, la clorofila es sólo uno de los miles de pigmentos presentes en las flores y los frutos, que participan en las reacciones químicas de cada planta. La función de estos colorantes aún no ha podido explicarse plenamente.
Se supone que ayudan a atraer insectos y demás animales para favorecer la fecundación y la dispersión de las semillas; quizá por eso la clorofila es el único pigmento que se encuentra en muchas flores que son polinizadas solamente por el viento.
En la naturaleza es posible apreciar los diferentes cambios de aspecto de muchos frutos, que antes de madurar son verdes (lo cual indica que contienen clorofila). No obstante, unos colores pueden enmascarar a otros como el amarillo y el azul que al mezclarse crean un verde.
Así, dependiendo de la proporción de carotenos y clorofilas que contienen, las hojas presentan colores que van del amarillo al verde oscuro. En otoño muchas hojas amarillean por la ausencia de clorofila; tal es el caso de las hojas de los bosques r templados que por procesos de oxidación en sus células más viejas cambian a un color amarillento.
Los carotenoides también absorben luz para la fotosíntesis y son los que dan sus brillantes colores a flores y frutos; químicamente son más estables que la clorofila ya que se ubican en los cromoplastos de la célula, y se dividen en dos grandes grupos (carotenos y xantafilas) que poseen tonalidades que van del amarillo pálido al rojo brillante. Se ha identificado casi un centenar de carotenoides diferentes.
AZULES Y VIOLETAS: COLORES QUE ABUNDAN EN EL MUNDO VEGETAL
En los vegetales un importante grupo de colorantes es el que forma las antocianinas, cuyos matices van del rosa pálido hasta el púrpura brillante.
Dichos colorantes antociánicos, de tonos encendidos, se encuentran disueltos en la savia celular y requieren de una gran intensidad luminosa y muchos azúcares para formarse, por lo que son mucho más notables después de periodos de días luminosos y noches frías.
Sin embargo, estos pigmentos varían fácilmente por factores como la acidez; por ejemplo, existen especies que por la mañana tienen flores rosas o rojas debido a que el suelo torna ligeramente ácida la savia celular, y por la tarde son de color azul dado que su savia se vuelve un poco más alcalina.
Con base en esto y mediante una buena selección genética, pueden conseguirse hermosos colores, y así lo han hecho los cultivadores de violetas africanas que producen ejemplares de todo el espectro de colores antociánicos, que en muchos casos deben su coloración a un pigmento denominado violanina
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Las flores pueden ser muy bellas, y aunque varíen de color o de forma todas comparten un plan estructural similar encaminado a un mismo propósito: producir la semilla.
Sus pétalos ofrecen formas y colores muy diversos y están mejor adaptados en flores polinizadas por animales; en ellas la clorofila verde ha sido sustituida por otros pigmentos más resistentes, pues los insectos y las aves prefieren los colores vistosos.
En general, los pigmentos blancos y amarillos corresponden a las flores más sencillas y los rojos, púrpuras y azules corresponden a las flores más evolucionadas.
Bajo esta premisa, complicadas formas de flores han evolucionado como resultado de la adaptación al medio y a la polinización; muchas especies producen esencias aromáticas que atraen a los insectos; otras almacenan el néctar en su sección central abierta y cualquier animal puede polinizarlas.
Algunas son más evolucionadas como sucede con diversas especies de orquídeas, que a veces adaptan su aspecto a determinado insecto y tienen unos pétalos, un tamaño, una forma y un olor, que, por evolución paralela o adaptación mutua, semejan verdaderos insectos.