Seguimos la semana en Semillas Huerta y Jardín hablando de los cultivos veraniegos que podemos sembrar en nuestro huerto urbano durante los meses de julio y agosto. Ya hemos hablado de acelgas y zanahorias, y hoy le ha llegado el turno a las judías.
Nuestra hortaliza de hoy proviene de Latinoamérica, donde los europeos, al conocerla, decidieron rápidamente introducirla en nuestra cocina -bien por ellos-. Pertenece al género phaseolusde la familia de las leguminosas y se trata de una planta anual de vegetación rápida.
Y ahora que ya sabemos un poco más sobre nuestra verde amiga, toca responder a la gran pregunta, ¿cómo cultivar judías?
Primero debemos saber qué tipo de suelo van a necesitar nuestras judías. Estamos de suerte, porque son poco exigentes a este respecto. Aunque, evidentemente, va a ser preferible que se trate de un suelo ligero, de textura silíceo-limosa, con un buen drenaje y rico en materia orgánica. Si el suelo es muy arcilloso y salino, no va a vegetar bien, y si es un suelo calizo, la planta se volverá clorótica y achaparrada.
En cuanto al riego, debemos tener en cuenta que es muy sensible a los encharcamientos: un riego excesivo va a dañar el cultivo. Así que, aunque reguemos de manera regular, evitando que el sustrato se seque, hay que evitar los encharcamientos.
Entre los 10 y los 37 grados nuestras judías van a crecer, pero la temperatura ideal estará entre los 20 y 30 grados. Además, debemos tener cuidado con las heladas, ya que esta planta es muy vulnerable a ellas. Y en lo que se refiere a luz, es una planta que va a necesitar muchas horas de sol.
En cuanto al marco de plantación, las filas deben estar separadas por unos 60 centímetros de distancia mientras que las plantas -en cada fila- estarán a unos 20 centímetros unas de otras.
En cuanto al entutorado, va a depender del tipo de judía que tengamos. Si es de mata baja ?la más recomendable para nuestros huertos-, no hará falta, mientras que si tenemos una planta de judía de enrame va a ser indispensable para que crezca de manera natural.
Si nos ponemos manos a la tierra ahora, dentro de entre 55 y 70 días tendremos nuestra primera cosecha.
¡Feliz siembra!