Lo segundo, que es una planta trepadora a la que le gustan las temperaturas altas y que posee flores masculinas y femeninas.
Esto no quiere decir que no podamos cultivarla en otras zonas donde los climas son más templados, sólo que su cultivo, digamos más idóneo, es en zonas de temperaturas más elevadas.
Los frutos son alargados, de color verde y de ellos se obtienen las famosas esponjas naturales.
Necesita de un suelo bien abonado para evitar las enfermedades y facilitar así el buen desarrollo de la planta.
También tiene que ser un suelo suelto, que drene bien, y evitar con ello el encharcamiento de las raíces.
Aunque es una planta a la que le gusta cierta humedad por lo que no podemos descuidar los riegos.
Para evitar enfermedades no deseadas mantén limpia la zona de malas hierbas y malezas y riega al pie de la planta para que los frutos y las hojas permanezcan secos.
Si tuvieses varias plantas y alguna de ellas estuviese infectada por algún tipo de enfermedad, lo mejor es eliminarla.
También se puede aplicar algún insecticida ecológico de forma preventiva.
Al tratarse de una planta trepadora necesitaremos colocar tutores. Éstos mejor hacerlos en espaldera y guiar la planta por ellos para favorecer así un correcto desarrollo tanto de la planta como de los frutos, ya que con ello provocaremos que circule mejor el aire y que a los frutos les llegue más luz.
Aunque también puedes ponerlos en forma de parra, como las vides y así los frutos colgarán como si se tratasen de racimos de uvas.
Pero vayamos con el tema principal de este post, que es la siembra. Podemos elegir dos formas de sembrar las semillas de luffa:
1º siembra directa, en forma de hilera y con una separación de unos 70, 80 cm. Y las hileras tendrán que estar separadas entre sí entre un metro y medio y dos metros.
En cada hoyo donde colocamos las semillas echaremos 3 o 4 semillas y a medida que van creciendo eliminaremos las más débiles hasta que sólo quede una, la planta más fuerte.
2º hacer un semillero, en alvéolos individuales o en bandejas, sembraremos una semilla por cada uno. Una vez germinadas y que ya tengan hojas definitivas, nos quedaremos con las plantas más sanas y mejor desarrolladas y trasplantaremos a su lugar definitivo.
Lugar que mejor esté resguardado de los vientos fuertes, sobre todo en los primeros estadios de desarrollo de la planta.
Yo he optado por esta segunda opción y en este vídeo podéis ver cómo hacer un semillero de luffa.
Si queréis ver más vídeos relacionados con nuestra actividad en la huerta puedes visitar nuestro canal en youTube pinchando aquí o visitar nuestra página de facebook pinchando aquí.