Las plantas y las flores que componen nuestro jardín determinan su belleza. La atmósfera que pueden llegar a crear sus colores y aromas es una cualidad que tenemos que mantener, conservándolas sanas.
Pero, al estar expuestas al exterior, sufren las inclemencias del tiempo, plagas y enfermedades, que debemos evitar siempre que sea posible. Por eso, es sabido que debes cuidar tu limonero.
Cuidar tu limonero es muy necesario, aunque parezcan más resistentes, también son vulnerables a infecciones que los vuelven débiles e incluso provocan su muerte.
Mantén sano y cuida tu limonero conociendo sus problemas más comunes y aprendiendo a prevenirlos.
(Imagen/ Flickr: Mataparda)
Plagas
Minador de los cítricos: es un microlepidóptero de la familia de las Gracillaridae. Ataca a las hojas jóvenes reduciendo el crecimiento del árbol y su cosecha; las hojas y los nuevos brotes mueren.
El viento, las altas temperaturas y la humedad lo favorecen. Las plantas más propensas a ser dañadas son las de los viveros, los limoneros de riego localizado y cualquiera que esté en la etapa de floración.
Tendremos que reducir el número de brotaciones, por lo que no lo abonaremos demasiado.
Si la cantidad de larvas por cada hoja es importante, entonces emplearemos los productos químicos recomendados para su desinfección.
(Imagen: Wikipedia)
Pulgones. Debilitan la planta si la infección está muy extendida. Los productos químicos empleados para erradicar estas plagas tienen que ser debidamente escogidos en función a la gravedad del contagio.
Hemos de tener precaución porque existen unos ácaros (Fitoseidos) que de forma natural se encargan de su erradicación, y podríamos matarlos.
(Imagen/ Flickr: Aitor Escauriaza)
Chinchillas. Perjudican a toda la planta porque absorben la savia del árbol. Viven en las hojas, las ramas y, en menor medida, en los frutos. Por su elevada mortalidad no suele suponer un grave problema, pero si no es suficiente, habrá que utilizar tratamientos específicos para su erradicación.
(Imagen: Wikimedia)
Ácaro de las maravillas. Se alimenta también de la savia. Deforma las hojas y las flores y reduce su crecimiento junto con el de los frutos, que se quedarán pequeños. El tratamiento deberá llevarse a cabo durante el periodo de floración; los productos químicos más adecuados son: Bromopropilato o Piridafention.
(Imagen: Wikipedia)
Prays o polilla de los cítricos. Están presentes todo el año, pero los encontraremos especialmente en primavera y otoño. Se alimentan de los órganos de la flor hasta que éstas mueren y de los frutos nuevos.
Los brotes jóvenes también se ven afectados.
Las materias químicas y la proporción en que deben aplicarse son: flucitrinato (10%), tau-fluvalinato (24%) e isoxation (50%). Todas ellas en concentrado emulsionable.
(Imagen: Wikimedia)
Enfermedades Nematodo de los cítricos. Reduce el número y el tamaño de los frutos, provocando una depresión en la planta, aunque no llega a matarla.
El nematodo se introduce por la raíz, que absorbe sus huevos. Existen hongos, bacterias y otros organismos vivos que lo destruyen. Si fuera necesario comenzar un tratamiento químico, es aconsejable que lo hagamos antes y después de la plantación.
Evitar que nuestra planta sufra estrés, colaborar en su crecimiento, el riego por goteo o utilizar un agua limpia son factores que nos ayudarán a mantener sanos nuestros ejemplares.
(Imagen: Wikipedia)
Gomosis. Es una enfermedad que provoca la podredumbre del árbol: tronco y raíces. La zona afectada se oscurecerá y se deshidratará hasta que la savia no pueda drenar esa zona y llegue incluso a secarse, como es el caso de las ramas y raíces infectadas.
Las hojas amarillean y su forma es más puntiaguda, los brotes son débiles y sus frutos pequeños.
La corteza del tronco se separa y se produce una sustancia pegajosa alrededor. La humedad favorece esta descomposición que se presenta, a veces, en una capa de moho blanca.
Para prevenir la podredumbre es importante evitar el exceso de humedad; así, tendremos que vigilar que el agua de la lluvia no se estanque o separar bien los aspersores entre sí cuando reguemos.
Asimismo, cuidaremos de no lesionar la planta al trabajar con ella, procuraremos que la tierra esté suelta para que las raíces crezcan sin problemas y la prevendremos de cambios bruscos, como pasar de un periodo de sequía a otro de riegos abundantes.
Si no nos queda más remedio que someterla a un tratamiento químico, usa un fungicida y espárcelo por toda la zona afectada para evitar que ningún hongo quede vivo.
(Imagen: Wikimedia)
Alternaria alternata. Necrosa las hojas, los frutos y los tallos de las brotaciones casi por completo. Los limones llegan a presentar manchas negras y, una vez infectado, acabarán cayendo del árbol.
Un abono demasiado agresivo (excederse en el nitrógeno, por ejemplo) o una poda inadecuada hacen a nuestro árbol más vulnerable.
Nos desharemos de las partes afectadas y, si esto no es suficiente, nos ayudaremos de remedios químicos.
(Imagen: Wikipedia)
Virus de la tristeza. También llamado 'Citrus tristeza virus' (CTV), provoca una de las enfermedades más graves. Progresivamente la copa pierde volumen, las hojas y ramas se secan, disminuye la cantidad de frutos, que también ven afectados su color (más pálido), y finalmente el árbol muere.
El pulgón pardo y el algodonero son los responsables de esta enfermedad.
Existe una técnica, Elisa, que se utiliza para reconocer y controlar los virus de CTV. En ciertas ocasiones, se combina con mallas anti-pulgón que permiten la germinación de plantas libres de estos pulgones.
(Imagen: Wikimedia)
- En este otro post te contamos cómo se poda un limonero.