Turba, arena, fibra de coco, estiércol, compost, mantillo, perlita, etc., son sólo algunos de los tipos de sustrato que bien solos o mezclados se utilizan habitualmente y se suelen mezclar principalmente porque cada uno tiene unas propiedades complementarias.
Por ejemplo, el mantillo, compost, turba, son ricos en materia orgánica y tienen una muy buena capacidad de retención de la humedad, pero en consecuencia son más propensos a que el agua quede retenida y a que se produzcan encharcamientos. Por ello se suelen mezclar con arena o con fibra de coco que, si bien no aportan nutrientes, sí que airean el sustrato y de esa manera se mejora la estructura del mismo.
De hecho, es más importante que el sustrato tenga una buena estructura que una buena riqueza de origen.
¿Por qué es importante la estructura del sustrato?
Pues porque la estructura no se puede modificar mientras que la riqueza se puede mejorar con abonados. No hay nada peor que utilizar sustratos que tienden a apelmazarse cuando se secan, lo que produce que las raíces no se puedan desarrollar adecuadamente.
Por otro lado, si utilizamos sustratos más aireados, aunque no tan ricos en nutrientes, las raíces tendrán mucha más facilidad para crecer lo que contribuirá a un mejor desarrollo de la planta. Y cómo mejoramos los nutrientes, mediante abonados periódicos.
Otro factor a tener en cuenta es la acidez del sustrato. La acidez se mide mediante el Ph que es una medida que adquiere valores desde el 0 (máxima acidez) al 14 (mínima acidez) siendo el 7 el nivel de Ph neutro. Las plantas en general viven en tierras que oscilan entre el 4 y el 8 y la mayoría entre 6 y 7, es decir, con una cierta tendencia a entornos ácidos.
¿Cómo mido la acidez del sustrato?
Toda esta explicación está muy bien, pero de poco sirve si no tenemos herramientas para medir la acidez del sustrato y ser capaces de corregirla. Para medir el Ph del sustrato hay varios métodos, desde más caseros hasta más profesionales.
¿Y cómo corrijo el nivel de acidez?
Hay también sistemas sofisticados y productos químicos que configuen corregirlo, pero los métodos más sencillos son los siguientes:
Para bajar el Ph a un nivel ácido, aportaremos materia orgánica o estiércol en su caso. Éstos, en su descomposición tiene una reacción ácida y sobre todo se puede adquirir en cualquier centro de jardinería.
La turba rubia, por ejemplo, tiene pH 3,5, y mezclado con el sustrato conseguiremos reducir el Ph. Otros métodos consisten en aportar sulfato de hierro o azufre o incluso directamente compensarlo en el agua de riego aportando ácidos nitrogenados o fosfóricos.
La corrección del nivel de acidez es importante porque de ello depende que la planta absorba los nutrientes que hay disponibles ya sea de forma natural en el sustrato o mediante abonados adicionales.