(Imagen/ Flickr: Haprog_)
El guisante es procedente de China e introducido en Europa a través de Oriente Medio, el guisante es uno de los cultivos más habituales en los huertos gracias a su impagable adaptabilidad y resistencia, además de ser uno de los alimentos más nutritivos que existen. (En este reportaje te mostramos algunos cultivos fáciles para iniciarse en el huerto)
Sólo a partir del siglo XVI el guisante empezó a ser consumido por el hombre como grano fresco, ya que antes se utilizaba en seco o como planta de forraje.
El guisante procede de la familia de las leguminosas y crecen escondidos en vainas que pueden alcanzar hasta los 10 cm.
Son especies muy fuertes, capaces de soportar inviernos muy crudos e incluso heladas, de ahí que sean tan recurrentes en las plantaciones.
Las leguminosas, por lo general, se han utilizado desde tiempos inmemoriales para enriquecer las tierras en barbecho y alimentar al ganado.
Las plantas del guisante son trepadoras, aunque existe una importante variedad de especies, con formas de desarrollo que difieren entre sí.
(Imagen/ Flickr: craigsyboo)
Cada racimo tiene entre una y dos flores, aunque hay casos muy raros en los que se alcanzan las cuatro. De la flor es de donde nace después la vaina que contiene los guisantes.
Sus semillas son las que se utilizan para nuestra alimentación. Conservan su capacidad para germinar durante tres años como máximo, aunque para sembrar es mejor usar granos de guisante que no tengan más de dos años.
Cultivo
En un terreno suelto, abonado y aireado es donde debemos cultivar esta leguminosa, bien durante el otoño, o ya en enero, teniendo como resultado las cosechas a finales de primavera y a principios de verano, respectivamente.
Podemos sembrar directamente sobre la tierra, en surcos o en cuadros, introduciendo los guisantes a unos cuatro centímetros de profundidad.
Antes de cuatro meses ya veremos a los guisantes germinar, crecer y, por último, florecer.
(Imagen/ Flickr: NatalieMaynor)
Riego y suelos
Antes de sembrar, es conveniente regar bien el suelo, para que las semillas que cultivemos germinen antes, gracias a la humedad. A pesar de ello, los guisantes no son plantas que necesiten exceso de agua.
Con buenas condiciones de humedad, será suficiente con un riego moderado, que tendrá que incrementarse durante la primavera y el verano (a más horas de sol, menos humedad en el terreno).
También tendremos que aumentar la cantidad de agua en época de floración y cuando vayan germinando las vainas.
Tampoco es una especie muy exigente con el suelo y se adapta bien a terrenos pobres: no requiere compost que enriquezca su materia orgánica, ni tampoco abonos minerales.
- Te presentamos otros cuidados del guisante en vídeo.