Cuando antiguamente un pozo podía abastecer a una agrupación de viviendas e incluso una explotación agrícola, hoy en día esos pozos cuesta mucho dinero extraer el agua o simplemente su calidad ya no es apta ni para la agricultura ni mucho menos para cubrir las necesidades humanas.
Una forma de reducir o remediar este problema a largo plazo, para pequeñas fincas o para garantizar el suministro de agua de consumo en zonas rurales, son los depósitos flexibles, una innovación con ventajas muy señaladas frente a los depósitos rígidos tradicionales.
¿Qué es un depósito flexible?
Para poder entender fácilmente el concepto de depósitos flexible, hablamos de una bolsa gigante donde se puede almacenar agua. Podemos encontrar desde bolsas de unos pocos metros cúbicos de agua hasta depósitos inmensos de 200 m3. Están fabricados a partir de materiales flexibles pero muy resistentes como la lona (poliéster de alta resistencia), por lo que se garantizan muchos años de vida útil frente a las inclemencias y reparaciones sencillas de posibles pinchazos, ya que se trabaja sin presión aumentada.Lo interesante es que este depósito flexible se adapta perfectamente a un sistema de recuperación de agua de lluvia, ya que simplemente hay que conectar mediante manguera y por gravedad el agua recogida en las canaletas o tuberías de, por ejemplo, el tejado de una casa o nave. Si tuvieses que instalar un depósito cilíndrico rígido, no puedes transportarlo a otro lado salvo que cuentes con un camión o grúa de carga. Sin embargo, con el depósito flexible, puedes cambiar el lugar de colocación en cuestión de horas e incluso cargarlo en un coche.
Por poner un ejemplo, un depósito flexible de 50 m3 de volumen, pesa unos 140 kg, mide unos 8 metros de largo, 6 m de ancho y una altura de 1,5 metros. Cuando se pliega, puede ser transportado en un remolque de pequeñas dimensiones.
La realidad de este tipo de depósitos es que es una gran alternativa cuando necesitas almacenar grandes cantidades de agua u otro líquido. El ejemplo del caso anterior, guardar 50.000 litros de agua en un depósito rígido supone un cilindro de más de 10 metros de altura y varios metros de grosor, algo que no es fácil de instalar y tiene unos costes muy altos comparado con el flexible. En cambio, con el flexible, tan solo necesitamos unos pocos metros cuadrados de superficie (para el caso anterior, menos de 50 m2).
Ventajas de los depósitos flexibles
Fácil plegado: si necesitas utilizar un sistema de almacenaje de agua, por ejemplo, en los meses de alta demanda pero no en el resto del año, el depósito flexible permite ser plegado y guardado, algo que no puedes hacer con los depósitos cilíndricos tradicionales.
Protegido de agentes externos: la lona es suficientemente gruesa como para evitar el paso de la luz. De esta forma, evitamos la proliferación de algas en el agua y contaminantes de bacterias y otros microorganismos.
Reparación sencilla: como si de una colchoneta de lona se tratase, frente a un pinchazo, la reparación es fácil y duradera. Al no trabajar con presiones más altas que las de la atmósfera, los materiales no sufren ningún desgaste adicional al de las inclemencias meteorológicas.
Sin evaporación: frente a una balseta de riego cuya evaporación de agua es constante y muy significativa en verano, el agua almacenada en un depósito flexible no se pierde, ya que es un sistema cerrado.
Sin instalaciones complicadas: para su instalación, solo se requiere una superficie plana y lisa, y se conecta de manera sencilla con un filtro de bajante. Además, no se requieren permisos específicos de proyecto o construcción.
Diferentes tamaños y precios: es una solución muy económica frente a otros sistemas de almacenamiento de agua. Además, podemos encontrar un catálogo muy amplio de referencias, desde menos de 25 m3 hasta opciones de 2000 m3.
Las posibilidades de uso son prácticamente infinitas, y es la manera más cómoda, eficaz y sostenible de transportar y almacenar agua donde se necesite. Un ejemplo claro lo podemos ver en la siguiente foto, donde el depósito flexible realiza una gran labor humanitaria, sin necesidad de tener que encontrar un camión cisterna.
¿Sirven solo para agua?
Realmente no. Los depósitos flexibles tienen una entrada de líquido de diámetro considerable, por lo que pueden servir para almacenar cualquier líquido, incluido los de cierta viscosidad.Por ejemplo, para aplicación en agricultura, es interesante poder almacenar fertilizantes líquidos en gran volumen y en zonas rurales donde resulta complicado acceder con vehículos de gran tonelaje. Para ganadería, también permite almacenar lodos y purines de animales a muy bajo costo en comparación con la construcción de balsas de purines estancas, que es lo que obliga la ley para evitar la lixiviación al suelo de estos efluentes.
Los depósitos flexibles son una gran alternativa económica para el almacenaje y posterior tratamiento de purines y lodos de animales, especialmente en granjas aisladas.
Imagen de portada: By Cjp24 – Own work, CC BY-SA 3.0.