Como perteneciente a esta familia abonan la tierra fijando el nitrógeno al suelo.
Tienen los tallos gruesos y las hojas fuertes. Se suelen entutorar a la vez que los bisaltos, usando las ramas procedentes de la poda de los árboles del huerto. De esta manera se van entrelazando los tallos, y es más fácil recoger sus frutos.
Se suelen sembrar a mitad de otoño para cosechar sus frutos en primavera.
Una plaga muy común que les afecte es el pulgón negro.
Son plantas que aguantan bien el frío, aunque las heladas mañaneras tardías en primavera, pueden estropear la primera tanda de floración.
No son muy exigentes de riego, pero agradecen más agua en época de cosecha.
Cuando acaba la temporada se pueden dejar algunas vainas para que se hagan grandes y se sequen en la mata, recogiendo los granos de las mismas para guardar semillas.
Una receta muy usada consiste en trocearlas y saltearlas con jamón.