Para mí, uno de los alicientes de cultivar tu propio huerto es poder comer hortalizas no solo recién cogidas, sino de variedades que en el supermercado o en la frutería donde suelo comprar ni existen.
Plantas que se ahílan
Un problema habitual con los semilleros es que las plantas se ahílan. Esto significa que las plantas tienen poca iluminación y entonces, en un intento de captar más luz se estiran todo lo que pueden hasta que su tallo se vuelve finísimo, como un hilo. Lo normal es que cuando empiezan a crecer las hojas la planta se venga abajo porque el tallo no aguanta el peso.¿Solución? Sólo hay una y es evidente: más luz. En casa hago dos tipos de semilleros: uno dentro con luz artificial, con una lámpara de acuario y otro igual pero en la terraza, al lado del huerto y sin luz artificial, claro.
En ambos casos, el semillero consiste en una balda metálica puesta del revés, de manera que tiene forma de bandeja. Encima coloco una lona de PVC para crear un recipiente donde poder poner agua. Encima coloco los semilleros, generalmente bandejas negras de 60 semilleros, pero valdría cualquiera de otro tipo.
Regar por capilaridad
Para regar los semilleros lleno de agua la bandeja y dejo que la tierra absorba lentamente la humedad. De esta forma no mojo las plantas, me aseguro de que todas tienen el agua que necesitan de una manera rápida y sin riesgo de salpicar la pared, el suelo, etc.El semillero interior me permite empezar a sembrar a mediados de enero. La lámpara de acuario no sólo da luz sino que también calienta un poco, lo cual compensa el frío que hace en la buhardilla donde lo tengo instalado. Con un enchufe temporizador programo la luz para que esté encendida unas 12 horas al día.
Semillero al aire libre
La primera vez que puse el semillero fuera lo coloqué en el mismo huerto. Craso error. Los pajaros se cepillaban todas las plantas casi en cuanto aparecían. Curiosamente, bastó con poner el semillero pegado a la pared de la casa, junto a una ventana para que dejaran de acercarse. No sé si les daba miedo acercarse tanto a los humanos o que allí pasaba desapercibido por lo que fuera.El caso es que al cabo de un tiempo a los pájaros se les quitaron los complejos y decidieron que mi semillero era un buen restaurante con comida fresca y el precio no tenía competencia. Así que tuve que recurrir a poner una red por encima del semillero. Restaurante cerrado definitivamente.
Otro problema habitual (por regar demasiado, así que no te pases) es la aparición de hongos. Suelen aparecer en la superficie del sustrato. Esto es más habitual en el interior que en el exterior, donde es muy raro que aparezcan a no ser que llueva mucho durante días y el semillero pase mucho tiempo inundado, que me ha pasado varias veces.
Etiquetar las plantas
Es muy habitual ver las plantas con el típico cartelito amarillo clavado en el suelo donde pone el nombre de la especie. El tema da para tanto que hay una auténtica marabunta de versiones decorativas de los susodichos carteles, algunas auténticas obras de artesanía.Yo me hago una pregunta muy simple: ¿para qué? ¿Me puede explicar alguien para qué le sirve al hortelano común, aficionado, simple mortal, tener un cartelito que le dice que la planta que tiene aquí es una tomatera corazón de buey y la que tiene a medio metro es una tomatera ciliega. ¿Es que no distingue un tomate grande como un puño de uno que es más pequeño que una uva? ¿Acaso cuesta distinguir una lechuga oreja de mula, de hojas alargadas, de una lollo rossa, que es roja y tiene las hojas rizadas?
Punto. A partir de ahí ya sé qué planta es cada una y las puedo colocar en el huerto teniendo en cuenta el tamaño que van a coger. A lo mejor yo lo veo muy obvio porque ya llevo unos cuantos años haciendo esto, pero te puedo asegurar que te vas a acostumbrar en seguida a reconocer las plantas, igual que reconoces una cara conocida sin que te enseñen el DNI.