DÍA MUNDIAL
CONTRA LA ESCLAVITUD INFANTIL
16 de abril
Conmemoración del asesinato de Iqbal Masih
un pequeño activista contra la esclavitud infantil.
Iqbal Masih fue vendido por su padre cuanto tenía cuatro años para pagar una deuda familiar.
Pasó su infancia trabajando en una fábrica hasta que a los diez años se escapó y denunció la realidad en la que viven millones de niños y niñas en el mundo.
Iqbal Masih comenzó una lucha asociada para la liberación de los millones de niños esclavos que hay en el mundo.
El 16 de abril de 1995 Iqbal fue asesinado.
Tras su muerte, este niño fue conocido a nivel internacional.
Desde nuestra acomodada situación ...
¿Conocemos realmente las cifras?
Según Unicef y la OIT...
En el mundo, hay más de 100 millones de niños que viven en la calle.
En África, hay unos 30 millones de niños sin hogar.
En América Latina, más de 40 millones.
En Asia, unos 25 millones.
Niños abandonados que viven marginados de la sociedad.
En la calle, roban, piden limosna,
realizan pequeños trabajos?
están a merced de los abusos, la prostitución y las drogas.
Son niños sin infancia.
Más de nueve millones de niños están esclavizados en el mundo.
Niños que se ven obligados a trabajar,
en condiciones inhumanas,
en minas, basureros, fábricas de ladrillos o textiles (5,7 millones).
Niños que son explotados sexualmente (casi dos millones).
Niños traficados (más de un millón).
Niños soldado (300.000)?
... niños que ven rota su infancia...
En total, más de 200 millones de niños y jóvenes en todo el mundo
se encuentran en esta situación.
La esclavitud de niños y niñas es la esclavitud del siglo XXI.
Joan Manuel Serrat y Miguel Hernández
EL NIÑO YUNTERO on PhotoPeach
MIGUEL HERNÁNDEZ
EL NIÑO YUNTERO
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.
Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.
Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.
Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.
Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.
Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.
A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.
Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.
Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.
Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.
Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.
¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.