La campanula es una de mis plantas de jardín preferidas. Es muy tapizante y sus flores, aunque pequeñas, son muy abundantes.
Es muy resistente, tanto a las bajas temperaturas (soporta bien las heladas de invierno en Madrid) así como al calor sofocante del verano. Sus hojas no son muy grandes pero también son muy abundantes y forman una capa verde brillante que me gusta. Está situada en semi-sombra pero en verano le da el sol de pleno y aunque las hojas no se mantienen tan frescas aguanta bien.
En mi jardín incluso crece apoyándose en el cañizo y sube bastante por la pared, haciendo honor a su sobrenombre, Campanilla de los muros. Cuando florece, el efecto es precioso. También es perfecta para macentas pues crecerá colgando, formando una cascada.
Sus flores de color malva son bastante duraderas. En mi caso la floración se suele producir hacia finales de mayo y principios de junio. He visto algún cultivar con flores de otros colores, pero estas son las que se pueden encontrar con mayor facilidad.
Son autopolinizantes y pueden cultivarse por semillas pero lo más fácil es recurrir a la división de mata para propagarlas. A principios de primavera, antes de florecer, puedes separar una parte del cepellón cuidando de no dañas las raices y situarla en el jardín, en una maceta, en una rocalla... prácticamente en cualquier sitio que se te ocurra.