La sábila es una de las plantas mas fáciles de regar, ya que tolera muy bien tanto si nos pasamos regando como si nos quedamos cortos. Pero, en casos extremos, cuando el exceso o la falta de riego se prolongan durante varios meses, podemos llegar a perjudicarla si no lo hacemos correctamente.
En general, se aconseja regar el aloe vera una vez por semana aproximadamente, pero eso puede cambiar mucho dependiendo de la época del año, la temperatura, la cantidad de luz que reciba o la tierra en que está plantado.
Acertar en el momento exacto tiene su arte, pero si sigues este procedimiento acertarás seguro.
Empezando a regar
En principio seguiremos las indicaciones de regar 1 vez por semana o si la maceta es muy grande cada 10 días, y lo haremos así un par de riegos.
Cuando pasen estos 2 ciclos de riego, justo antes de regar la tercera vez, nos fijaremos en el estado de la planta para ver si tiene síntomas de falta de agua o hemos regado demasiado.
Si la planta la tenemos desde hace tiempo y ya la hemos regado 2 o 3 veces podemos omitir este paso y seguir con el siguiente.
Examinar el estado de la planta
La sábila es una planta tipo suculenta que tiende a acumular agua en sus hojas y estas se hacen mas gordas o mas finas dependiendo de la cantidad de agua que contienen. Aplicando esto podemos hacernos una idea muy exacta de las necesidades o excesos de agua.
Para detectarlo podéis guiaros por el grosor de las hojas del centro de la planta.
Debemos fijarnos en las hojas del centro de la planta examinando 3 o 4 hojas que tomaremos como referencia.
Las hojas mas jóvenes que crecen en vertical en lo mas alto del tronco engañan porque suelen ser algo mas gruesas y las hojas mas viejas que se encuentran mas cerca del suelo tienden a ser mas finas y les cuesta mas acumular el agua dentro.
Por eso nos fijaremos en la forma de las hojas mas céntricas y seleccionamos varias para hacer una media del estado que sea mas fiable que si solo nos guiamos con una.
Con la experiencia iremos aprendiendo que algunas hojas engañan y identificaremos mejor las que están mas llenas de agua que se ven mas gruesas y a veces con un verde mas claro pero para empezar este método es muy fiable
Actuar en función del estado
Podemos diferenciar entre tres estados por la forma de las hojas y actuaremos de forma distinta dependiendo de cual identifiquemos.
Para ayudaros a identificar los distintos estados de necesidad de agua en la planta por la forma de sus hojas podemos guiarnos con la siguiente imagen:
Estados de riego
Demasiado regado
Las hojas del aloe se ven muy gruesas, con una panza en la parte superior y en casos extremos pueden llegar a ser casi redondas como las hojas mas nuevas de la planta.
En este caso hay que empezar por saltarse uno o dos riegos hasta que la planta se deshinche un poco y entonces empezaremos a regar de nuevo pero dejando 2 o 3 días mas entre riego y riego.
Volveremos a fijarnos en el estado 2 o 3 riegos después para comprobar si todo está perfecto o tenemos que ajustar un poco más.
Estado óptimo
Cuando la parte superior de la hoja es prácticamente recta y la parte inferior tiene su forma redondeada como en la figura central es que nuestra planta se está regando de la forma óptima.
En este caso lo estamos haciendo muy bien continuaremos regando igual, pero fijándonos cada 4 o 5 riegos en que el estado siga siendo el óptimo ya que la cantidad de agua que necesita puede variar (aunque poco) en función de la temperatura, la humedad y la época del año.
Falta de riego
Cuando tienen forma de luna, la parte superior de la hoja tiene una curva hacia adentro como en la figura inferior de la imagen. Estas hojas se ven finas por la falta de agua y son mas débiles y menos rígidas.
Si este fuese el caso tenemos que hacer los riegos mas a menudo acortando en 2 o 3 días el tiempo entre riego y riego. Aplicando este cambio empezaremos de nuevo el procedimiento desde el principio.
Consecuencias del riego abusivo
La planta empieza por llenar las reservas de sus hojas de agua haciéndolas mas gruesas y pesadas pero no parece que pierda salud.
Si el sobre riego se prolonga empezarán los problemas. Al principio la planta parecerá sana, casi mas que si la regamos bien, pero las hojas se verán de un verde mas claro y las raíces empiezan a pudrirse por el exceso de humedad en la tierra.
Si nos damos cuenta a tiempo y dejamos de regar la planta y dejamos que se seque la tierra, esta se recuperará tras un tiempo de 2 o 3 semanas. Nuestra sábila aprovechará sus reservas de agua para sobrevivir mientras crea unas nuevas raíces con las que alimentarse.
Si el exceso de agua se prolonga demasiado la planta empezará a pudrirse por la parte del tronco que se esconde bajo la tierra. Entonces las hojas empiezan a perder la rigidez y caen descansando sobre la tierra. Llegados a este punto es muy difícil recuperar la planta y es probable que acabe muriendo. En algunos casos podremos salvarla si dejamos de regar inmediatamente y intentamos secar la tierra poniendo la maceta en un lugar bien ventilado.
Si el exceso de humedad en la tierra continua las hojas empezarán a separarse del tronco que se empezará a pudrir de forma visible. En este caso la planta ya no se puede salvar, aunque aún podemos usar las hojas que queden sanas para hacernos nuestras cremas o remedios antes de que empiecen a secarse.
Problemas de la falta de riego
Los síntomas de falta de riego en el aloe vera son muy fáciles de ver a simple vista. Lo primero que vemos es que sus hojas pierden volumen y se hacen mas finas al agotar las reservas de agua que guarda en su interior.
Si seguimos sin hacer caso la planta empezará a secar primero las hojas mas viejas, que empezarán a quedarse muy delgadas y a perder la rigidez. Esto es debido a que la planta empieza a recoger de sus hojas mas antiguas el agua y los nutrientes que necesita para mantenerse sana.
Al ver esto hay que regar cada 2 o 3 días durante una semana o 10 días y la planta se recuperará rápidamente aunque las hojas viejas que hayan sido demasiado dañadas pueden no recuperarse del todo, incluso llegar a secarse del todo.
Si la planta continua sin regarse durante demasiado tiempo se irá secando poco a poco hasta agotar las reservas de todas sus hojas y acabará muriendo. De todas formas es muy difícil que una planta de aloe muera por falta de agua pues puede tardar varios meses en secarse.
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