Cómo cultivar lechuga

Si tienes el descaro de comerte esa empanada, vas a aprender a tener la valentía de compensarla con una buena ensalada.

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Y así me volví una experta en ensaladas, a punta de caer en la tentación de las empanadas mixtas de pollo y carne. Toda buena ensalada comienza con una hermosa lechuga, lo mismo que una huerta. No van a encontrar un vegetal más fácil de cultivar, por no mencionar la amplia variedad que hay y los beneficios nutricionales que aporta.

Siembra

La lechuga no es particularmente remilgosa cuando se trata del espacio. Tienes un gran espacio en el patio y no sabes con qué llenarlo? Perfecto! O sólo tienes una matera pequeña para poner cerca de la ventana? No hay problema, la lechuga se adapta fácilmente. Lo único que necesita es un suelo fértil, especialmente con una buena cantidad de nitrógeno y un drenaje óptimo.

En lo que sí puede ser un poquito exigente es en el clima. La lechuga no la va bien cuando la temperatura ambiente supera los 22°C, circunstancia en la cual no produce sus particulares hojas frondosas sino que se hace semilla y se seca, por lo que mi recomendación es que si vives en un piso térmico cálido, procures hacerla crecer en el sitio más fresco de tu vivienda pero que al mismo tiempo tenga buena iluminación. Yo sé que suena raro pero si lo piensas bien, puede que encuentres ese paraíso lechugoso perfecto.

Yo particularmente espero a que la nieve se derrita en abril para ir al jardín y poner una bolsa plástica negra en el lugar en donde planeo sembrar mis primeras tandas de lechuga. Esto lo hago con el fin de que la bolsa caliente rápidamente el suelo absorbiendo los rayos del sol. Una semana después, retiro la bolsa y hago una línea en la tierra en donde riego las semillas de lechuga y las cubro con medio centímetro de tierra. Si la tierra está muy seca riego un poco y espero la germinación que ocurre en un par de días, máximo una semana.

Crecimiento

Dos semanas después de la primera siembra la fila de lechugas tiene forma de un buquetcito verde y lleno de vitalidad. En ese momento siembro otra fila de una variedad de lechuga distinta para darle un toque decorativo al jardín aprovechando que vienen en distintos colores y texturas: Algunas como la Romana tienen un verde intenso, otras tienen un follaje totalmente crespo como la Batavia o la Grand Rapids pero otras pueden ser moradas… incluso algunas tienen bordes rojos como la Red Salad Bowl (Tazón de Ensalada Roja).

Es necesario mantener el suelo húmedo pero el exceso de agua (conocido comúnmente como el charco de ranas) puede volver las hojas super fofas y caídas en vez de las características hojas vigorosas y crujientes. Bastaría entonces con regarlas una vez cada tres días dependiendo de la temperatura y humedad ambiente. La mejor señal es tocar el suelo, si deja la mano mojada y llena de ‘barro’ hay demasiada agua. Si por el contrario el suelo se siente como polvo, es hora de regar un poco hasta que simplemente se sienta húmedo.

Es necesario también estar pendientes de los insectos y las babosas que se vuelven locas de la dicha cuando ven lechugas. Ahuyentalas espolvoreando cáscara de huevo triturada alrededor de la base de las plantas y si alguna osa acercarse demasiado a tu pequeño tesoro verde, cógelas con la mano y échalas en la basura o en la pila de compost.

Cosecha

A la tercera semana las hojas de las lechugas crecen lo suficiente como para comerselas. Se pueden cortar las hojas individualmente y dejar el tallo intacto para que produzca más o se arranca toda la planta. Como es tan fácil de sembrar y crece tan rápido, se pueden hacer siembras sucesivas cada 2 semanas para tener una provisión constante de estas deliciosas verduras.

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