Se conocen dos especies de la secuoya, de género distinto, que principalmente viven en estado silvestre el California y se plantan en los jardines de casi todo el mundo desde hace dos siglos.
(Imagen/ Flickr: Vvillamon)
Estas dos especies existen en el famoso parque de Yellowstone. Son la Secuoya Roja (Sequoia sempervirens), que alcanza los 95 metros de altura con un follaje color tejo, con gruesas cortezas fibrosas muy resistentes.
(Imagen: Wikimedia)
Y la Secuoya Gigante (Sequoiadendron giganteum), que alcanza los 80 metros de talla y 24 metros de perímetro en su base, con un follaje escamoso, con gruesas cortezas fibrosas muy resistentes.
(Imagen: Wikimedia)
El secreto de tantas virtudes radica en su particular forma de crecer. A partir de una raíz común, su tronco se subdivide en la base en varios troncos que se crecen independientes, así uno no necesita de los otros para vivir.
Pero en el caso de que uno de ellos sea atacado por una plaga o una enfermedad, la savia de los otros troncos actúa para salvar la parte dañada.
Un árbol longevo
Los individuos más viejos de ambas especies superan los 4.000 años.
Para que crezcan bien tienen que estar en un lugar abrigado, por lo que debe situarse entre grupos arbóreos para protegerse de fuertes vientos y heladas.
No son unos árboles que requieran de un lugar especial para crecer, les basta con un suelo profundo, pero puede ser de cualquier tipo.
(Imagen/ Flickr: Mike Baird)
Secuoya roja, la de mayor altura
Se habla de Eucalyptus Regnans ya desaparecidos que han podido pasar de los 130 metros de altura, de Abetos de Douglas ya caídos que medían 120 metros y más.Pero lo cierto es que, en la actualidad, los únicos árboles vivos que superan los 100 metros, si exceptuamos un ejemplar de Abeto Douglas de 100 metros llamado Abeto Brummit, son las Secuoyas Rojas.
Y además no de forma excepcional, en Estados Unidas hay docenas de sempervirens que superan los 105 metros.
La mayor de todas, conocida como Mendocino Tree, ubicada en Montgomery State Reserve, en septiembre de 1998 midió 112,01 metros, aunque este record puede caer en cualquier momento porque hay varias secuoyas con alturas superiores a los 110 metros pendientes de medición definitiva.
(Imagen: Wikipedia)
Durante mucho tiempo se consideró al Gigante de Dyerville como la secuoya más alta (112,08 metros), aunque al respecto hay opiniones contradictorias, y algunos autores reducen su tamaño a 'sólo' 110,06 metros. Este gigante fue derribado por el viento en marzo de 1991; tenía 1.600 años de edad.
Su tronco caído sigue atrayendo cada año a miles de turistas.
La Secuoya Roja es originaria de una estrecha franja situada en la Costa Oeste de Estados Unidos, desde Oregón a California.
Debe su nombre al jefe indio Sequoyah, inventor de un sistema de escritura cherokee, aunque seguramente este señor no llegó a ver en su vida una secuoya, pues vivía en Tenessee, a miles de kilómetros de la costa californiana.
Desde el principio, la secuoya fue sometida a una intensa actividad forestal debido a la calidad de su madera roja, a su rápido crecimiento, entre los 4 y los 10 años de edad puede crecer a razón de 1,80 metros al año, y a su gigantesco tamaño, del que se pueden extraer enormes piezas.
En Estados Unidos son muy apreciadas las mesas hechas con una sola tabla.
Además, la sempervirens cortada vuelve a rebrotar del tocón y es nuevamente maderable al cabo de pocas décadas.
(Imagen: Wikipedia)
Esta especie de la secuoya fue introducida en Europa en el año 1843 y, por su alto valor ornamental, está ampliamente difundida por jardines y parques de todo el continente.
Aunque no han tenido tiempo de alcanzar los enormes tamaños de sus hermanas americanas, algunas ya apuntan maneras, como el ejemplar situado en el Castillo de Sotomayor, en la provincia de Pontevedra.