La variedad de opiniones acerca del áloe vera es enorme. Hay quien la concibe como mera planta decorativa y también están aquellos que la aplican como remedio para quemaduras leves. Sin embargo, constituye uno de los pilares básicos tanto de la industria farmacéutica como de la cosmética debido a su gran abanico de aplicaciones.
El áloe vera trata de una de las plantas con mayor proyección dentro de la investigación médica puesto que aún se desconoce el origen de las propiedades curativas innatas al áloe. En el interior de las hojas es donde se encuentra el gel o zumo que sirve de panacea curativa. De las 275 especies actuales, solamente se comercializan tres o cuatro, siendo la denominada Aloe barbadensis Miller la más extendida y la popularmente conocida como Aloe vera.
El nombre de áloe vera común proviene del latín y significaría algo similar a 'áloe verdadero', puesto que es la especie con mayor número de propiedades medicinales de entre todas las cultivadas. Además, este tipo de áloe se consigue fácilmente en Occidente, mientras que el resto de miembros de la familia son fruto del cultivo en países como la India, China, Sudamérica, América Central, Caribe y en las regiones cercanas al Trópico.
Un alivio para casi todo
La versatilidad en el uso de esta planta puede llevar a pensar en ella como un verdadero milagro de lanaturaleza. La cantidad de problemas internos que es capaz de aliviar el áloe comienza, por ejemplo, con el empleo de zumos o geles en el tratamiento de dolencias como la artritis, las úlceras de estómago, la diabetes, la hipertensión, etc.
La posología oral del líquido obtenido a partir del áloe puede resultar de gran ayuda a la hora de combatir una indigestión, una diarrea, el estreñimiento ocasional o, simplemente, como medida de apoyo para obtener energía y vitalidad. Otra de las ventajas de beber este tónico es que sirve de complemento dietético y desintoxicante en regímenes para el control de peso puesto que, cada 28 gramos suponen tan solo 8 calorías.
El deporte también ha encontrado en esta planta un aliado eficaz. Los beneficios antinflamatorios del gel son aprovechados cuando se emplean en lesiones musculares producidas durante la práctica de ejercicio. También se utiliza en la cura de irritaciones de la piel, ampollas, calambres o luxaciones.
Su capacidad para acelerar la cicatrización de las células y para aumentar la reproducción de las mismas con objeto de reparar el tejido dañado, concede al áloe un puesto de honor dentro de las plantas de carácter terapéutico y medicinal.
Investigaciones escasas
Las pruebas realizadas en laboratorios son menos abundantes de lo realmente deseable, si bien los testimonios personales recalcan las virtudes reconstituyentes del extracto de áloe. Una muestra representativa es la existencia de los archivos etnofarmacológicos de la Universidad Panamericana en Edimburgo (Texas) donde se hallan más de 3.000 casos de remedios caseros con esta planta.
Por otro lado, Bill McAnalley, antiguo vicepresidente y director de investigación de los Laboratorios Carrington de Dallas, cuenta en su haber con informes clínicos de individuos que han superado afecciones relativas al intestino o al estómago gracias a la toma de batidos de esta planta. Según McAnalley, el único inconveniente está en que mucha gente toma a broma este tipo de remedios naturales y no les da importancia porque confía más en los preparados químicos.
Un estudio llevado a cabo por el Centro de Recuperación de Veteranos de Spokanem, en Washington, aplicó un tratamiento dirigido a alcohólicos y drogodependientes con zumo de áloe como desintoxicante y con polen de abejas como complemento nutricional. El resultado fue que 25 de los pacientes que siguieron las indicaciones recetadas se recuperaron de forma asombrosamente más rápida que aquellos que abandonaron las tomas en la primera semana.
Quizá la investigación más exhaustiva conocida tenga que ver con la desarrollada por el médico-odontólogo Wolfe a partir de los estudios de su colega Zimmerman. Este último comparó las propiedades antinflamatorias del áloe con dos drogas: la indometacina y la prednisolona. La efectividad de la planta quedó demostrada con una ventaja añadida: no deterioraba las células de cultivo de los tejidos, mientras que las dos drogas con las que se comparó, sí resultaban tóxicas con el tiempo. Wolfe, tras acceder a este estudio, patentó un gel específico de áloe vera con fines odontológicos.
El acíbar, el secreto del áloe
El jugo que surge al cortar las hojas de esta planta se denomina acíbar. Su composición varía según el áloe del que procede, la época de recolección y el método para elaborarlo. Generalmente contiene del 6% al 10% de agua. Lo que más varía es la cantidad de resina, que oscila entre el 40 y el 80%. Para obtener este jugo hay que seccionar transversalmente las hojas para que éstas segreguen un líquido acuoso y amargo muy fácil de recoger en un recipiente. A continuación se condensa esta especie de zumo empleando calor solar, fuego o preparándolo al baño maría. Posteriormente, se separa la espuma y, una vez toma cuerpo el líquido, queda constituida una masa sólida de color muy oscuro.
Ésta es la fórmula que genera el acíbar y, a partir de la cual, se crean las gotas, píldoras, supositorios, geles, etc. que se comercializan.
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