Consejos esenciales que debes conocer a la hora de establecer un patrón de riego para tus cactus y como regar de forma óptima.
Aspectos que debes conocer sobre el riego en cactáceas
La frecuencia de riegos en los cactus debe ser bastante espaciada en el tiempo para la mayoría de las especies. La capacidad de retener agua en sus tejidos (presentes en tallos, hojas y raíces) permite que sobrevivan largas jornadas de sequía sin sufrir daños considerables en su salud. Esta característica de retener agua está vinculada a diferentes adaptaciones morfológicas y fisiológicas que sufrieron estas plantas en coordinación con el clima donde crecen de forma natural. Los hábitats naturales de las especies y sus condiciones climáticas predominantes, son las principales causantes de la evolución de este grupo de plantas para sobrevivir en estos.
Existen numerosos géneros de cactus que solo necesitan regarse en ciertas temporadas del año porque presentan una etapa de latencia (generalmente en invierno) muy marcada donde la asimilación del agua disminuye considerablemente o se hace nula. La etapa de latencia es diferente en cada género pero en ciertas condiciones ambientales, puede no manifestarse. Uno de los principales aspectos que incentiva el inicio de esta etapa son las bajas temperaturas asociadas generalmente a temporadas invernales. Todos los cactus son susceptibles al frío (algunos son más tolerantes que otros) siendo un aspecto que causa numerosas bajas por pudriciones de raíces y tallos en colecciones de todo el mundo. El riego en temporadas frías estimula la proliferación de hongos y bacterias que pudren las raíces rápidamente y por consiguiente provocan la muerte de la planta. En estado de latencia los cactus jamás deben ser regados debido a que el agua no se absorbe por las raíces, se mantiene aún más en el sustrato y los hongos y bacterias crecen en grandes cantidades.
En etapas de crecimiento, el agua debe ser aplicada vigilando que la humedad del sustrato sea lo más baja posible, es decir, el riego debe efectuarse luego de que el sustrato esté completamente seco. Existen algunos géneros como Astrophytum y Lophophora que necesitan por lo menos 3 días el sustrato completamente seco hasta efectuar nuevamente el riego; es imprescindible conocer la biología de las especies porque muchas poseen raíces más resistentes o no a la humedad. Otro aspecto muy importante es la hora de efectuar el riego; se debe regar en horas de la mañana cuando la luz solar es menos fuerte. Regar al mediodía puede provocar quemaduras en las raíces por el sobrecalentamiento del agua provocado por el intenso sol.
Es imprescindible regar de forma profunda pero evitando el encharcamiento del sustrato; regar hasta que el agua drene por los agujeros de la maceta. También es sumamente importante regar con agua de lluvia si es posible; el agua del grifo generalmente contiene elevadas concentraciones de Cloro (Cl) y Calcio (Ca) que pueden provocar patologías en las raíces. Además se recomienda regar directamente sobre el sustrato porque algunas especies pueden retener el agua en las areolas (cuando contienen numerosas estructuras en forma de pelos) e incentivar la proliferación de hongos dañinos en estas.
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