Existen dos variedades de la judía verde en cuanto a su forma o desarrollo: arbustivas y trepadoras. Las primeras alcanzan una altura de casi 50 cm. mientras que las segundas llegan hasta los dos metros de longitud.
En cuanto a su color la judía verde, también apreciamos diferencias: las más extendidas son las verdes, con la vaina redondeada o aplanada, aunque también encontramos vainas en tonos amarillo y púrpura.
Cultivo en primavera
El terreno ideal para que las judías verdes se desarrollen bien ha de ser fértil, poco arcilloso, con bajos niveles de acidez y con un buen drenaje que evite los encharcamientos.Previamente, durante el otoño, es necesario preparar el suelo: tras cavar los surcos, añadiremos compost o abono.
La siembra la realizaremos, en un lugar soleado, durante la primavera, una vez que no existe riesgo de heladas, ya que esta hortaliza prefiere los suelos templados. La separación entre semillas es de unos 15 cm. para las variedades arbustivas y de unos 40 cm. para las trepadoras.
Las semillas se cultivan directamente en el exterior, cuando el terreno está caliente, o en semilleros dos meses antes de la primavera, de modo que cuando empiecen a subir las temperaturas nuestra planta ya habrá germinado y la podremos mantener en el recipiente o trasplantar. En ocasiones, el cambiar la ubicación hace que su crecimiento se detenga.
Para evitar que el follaje ceda al peso, es de vital importancia colocar junto a ella varas en las que iremos enroscando los tallos a medida que van creciendo.
Las semillas germinarán en una o dos semanas y, tras un periodo de crecimiento, aparecerán las flores que se convertirán en las vainas comestibles.
Los cuidados más apropiados
El abono es necesario para que el vegetal y frutos adquieran un tamaño y peso adecuados. El más apropiado es el de liberación lenta, ya que favorece la absorción de nitrógeno por parte de la planta, elemento químico indispensable para su desarrollo. Además, estos abonos han de ser de baja salinización, ya que la judía verde es muy sensible a ésta y puede mermar considerablemente su crecimiento.La hortaliza también necesita potasio y fósforo. El primer elemento hace más resistente a la judía, tanto frente a condiciones ambientales extremas como frente a diferentes enfermedades y plagas; el segundo es importante durante el periodo de floración. Eliminaremos periódicamente las malas hierbas del entorno de las judías, especialmente durante la etapa de crecimiento, ya que obstaculizarán su desarrollo.
Atenderemos a las posibles plagas como babosas, gorgojos, mosca de las judías, pulgones o moho gris.
La recolección
La recogida de las vainas tiene lugar a finales de verano y comienzos del otoño. Sabrás que es el momento de retirar las vainas cuando alcancen una longitud de aproximadamente 10 cm. Es importante que no hayan aparecido ya protuberancias, señal de que se ha dejado madurar en exceso.La recolección no se efectúa de una sola vez, sino que ha de ser continua durante unas seis semanas, para evitar precisamente lo anterior, que las judías maduren más de lo apropiado. Si deseamos conservar las judías para un consumo posterior, podemos congelar las judías verdes o secarlas.
En este último caso, han de permanecer en la planta hasta que adquieran un color amarillento. Se terminarán de secar en un lugar fresco y seco. Finalmente se desenvainan y se colocan en papel de periódico varios días antes de guardarlas en un recipiente.
¡Con estos sencillos cuidados consumirás tus propias judías durante todo el año!