Para los que morimos por todas las cosas dulces pero no podemos hincarle el diente a cuanta trufa achocolatada se nos aparece por el camino, las fresas son un regalo único de la naturaleza. Su color rojo intenso contrastado por el verde de sus hojas, su suavidad y sabor azucarado que se derrite en la boca la hacen una fruta muy especial, deliciosamente amada.
Y por ser unas maticas tan confiables y agradecidas, merecen un lugar en nuestra casa, en nuestra huerta y en nuestro corazón. Una vez las plantas han crecido lo suficiente y se han desarrollado, las plantas prácticamente se cuidan solas, no las atacan muchas plagas, excepto los pájaros y uno que otro roedor a quienes les encantan las fresas tanto como a nosotros!
Hay dos tipos de fresas: las perpetuas y las que yo llamo, veraneras. Ambas tienen relativamente el mismo proceso de crecimiento y cuidados, la diferencia entre ambas es que las primeras, es decir, las perpetuas dan cosecha durante todo el año, siempre y cuando la temperatura esté por encima de los 5°C. Las variedades perpetuas son muy industriosas y si se les ofrecen buenos nutrientes ellas producen frutos constantemente con cortos periodos de receso.
Por el lado de las veraneras, ellas sólo ofrecen una cosecha durante el verano, pero es LA COSECHA.
Puede que a simple vista las perpetuas ofrezcan muchos más beneficios en términos de frutos que las veraneras, sin embargo, su gran debilidad es que después de dos o tres años de actividad constante las plantas se agotan y dejan de producir en los volúmenes y los tamaños iniciales, por lo que cada cierto tiempo hay que reemplazar las maticas ‘viejas’ por unas nuevas.
Siembra
En mi caso, no empecé mis maticas desde semilla ya que las fresas fueron mi ‘introducción a la jardinería’ y como no quería decepcionarme tan rápido de mis habilidades para mantenerlas vivas, decidí ir a mi invernadero favorito y comprar una maceta con 15 planticas recién germinadas.
Ya sea que las hayan sembrado desde semilla o que hayan comprado las maticas o ‘coronas’, se deben transplantar cuando la tercera hoja haya salido. Y por supuesto, después de que la amenaza de heladas haya pasado, si vivimos en zonas de inviernos muy fríos en los que la temperatura baja hasta 0°C o menos.
Al transplantarlas, se debe procurar una zona soleada, ya que a ellas les encanta. Remuevan muy bien la tierra para que quede más bien suelta y procuren abonarla muy bien con abono animal (de vaca o caballo) o fertilizante orgánico balanceado que venga en presentación granular. Otro tip es enterrar una cáscara de banano en cada hueco en donde se va a plantar una de las maticas. No es que la cáscara vaya a actuar inmediatamente y las plantas vayan a absorber los nutrientes directamente de ella, pero eventualmente mientras la cáscara se degrada, irá liberando los nutrientes para sus plantas poco a poco.
Al plantarlas, dejen un espacio de al menos 30cms entre cada planta. Eventualmente las plantas se propagarán solas y llenarán los espacios con más planticas.
Crecimiento
Las fresas son una excelente opción para plantar en macetas, especialmende de las que se cuelgan. Sólo asegúrense de ponerlas en un lugar soleado y regarlas una vez a la semana si hace mucho calor y la tierra se reseca demasiado. De lo contrario, no las rieguen demasiado, sólo lo suficiente para tener la tierra húmeda.
La multiplicación de las fresas
Mi recomendación es dejar los ‘runners’ establecerse primero antes de dejar que las plantas produzcan su primera cosecha. Si vemos que las planticas están produciendo flores, cortemos la mayoría y dejemos desarrollar sólo las más grandecitas, pero siempre dándole prioridad a los ‘runners’. Una vez los ‘runners’ se hayan establecido y hayan surgido de ellos plantas capaces de sostenerse solitas (la tercera hoja es la mejor señal) es hora de cortar el tallo que las une con la ‘planta madre’, tal y como si cortáramos el cordón umbilical de nuestros hijos cuando nacen.
Una vez obtengamos el número de plantas que queremos, y decidamos que es hora de producir fresas.
Cosecha
Las flores de las fresas seguirán creciendo hasta dejar caer los pétalos y convertirse en fruto. De la planta pueden emerger varios ‘ramilletes’ de flores así que es necesario cortar las más pequeñitas para que las más grandes se desarrollen y crezcan más, ese es el secreto de producir fresas grandes y dulces. Al principio nos dará lástima o miedo de dañar la planta pero que va! las fresas son más fuertes de lo que nos imaginamos!
No creo que tenga que dar mayores explicaciones de cuándo el fruto está listo… puesto que ya sabemos cómo luce… como una mamacita!. Por experiencia propia sé que la tentación de arrancarlas cuando las vemos con los cacheticos medio rosaditos… pero les ruego de aguantarse las ganas hasta que se pongan bien rojitas ya que en ese punto es cuando alcanzan la mayor dulzura!. La única excepción que hago con las mías es si va a llover en los días próximos. Si eso pasa, prefiero recogerlas pintonas, no vaya a ser que la lluvia y la humedad me las echen a perder.
De por Dios no las vayan a arrancar halándolas!!! trátenlas con cariño! busquen una tijera y corten el tallo!!! o a ustedes les gustaría que les halaran el pelo cuando van a la peluquería???!!