La planta de Aloe vera se caracteriza por sus grandes hojas, carnosas y verdes. También es muy conocida por tener un tipo de savia con el que hacen, sobre todo, productos de cosmética, como cremas.
Para cultivar este tipo de planta puedes elegir hacerlo en una maceta o directamente hacerlo en el suelo. Lo importante es hacerlo en un terreno de fácil drenaje. Lo ideal es que sea una arena con un PH ligeramente ácido, pues los suelos demasiado alcalinos retrasan el crecimiento del aloe.
Si va a estar en el exterior, es mejor colocarla en algún sitio donde le de un poco de aire para que así su tallo se fortalezca. Sin embargo, sus hojas no toleran muy bien la lluvia, por lo que cada vez que se mojen sécalas con un trapo para que no se pudran. Si, por el contrario, esta en el interior es preferible que reciba bastante luz indirecta y esté orientada hacia el este. De lo contrario, si tiene una excesiva exposición al sol sus hojas se pondrán amarillas. Crecerá más rápido fuera que dentro, aunque es una perfecta planta de interior también.
Con respecto a la temperatura, lo conveniente es que esté en lugares donde hay entre 20º y 25º. Evita los cambios bruscos de temperaturas, así tu planta crecerá mejor y de forma continuada.
En cuanto al riego, no es bueno el exceso de agua. Procura que entre riego y riego se haya secado completamente la tierra. Si está en el suelo, en los meses de invierno no es necesario regarla y en verano hazlo una vez al mes. Y si esta en maceta habrá que regarla más a menudo.
Esperamos que te sirvan estos sencillos consejos para que tu planta de aloe vera crezca fuerte y puedas utilizarla para algunas de sus aplicaciones.
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